martes, 10 de septiembre de 2013

MOISÉS DOMÍNGUEZ NÚÑEZ: Arthur Menken: un aventurero de la “Paramount” en Badajoz (agosto-1936)

Arthur Menken

No deja de sorprendernos que a estas alturas de “la película” sigan apareciendo reporteros gráficos, fotógrafos o periodistas extranjeros que pasaron por Badajoz en aquel verano de 1936.

Desgraciadamente la historiografía ha ninguneado el trabajo de estos corresponsales en Extremadura hasta el punto que sus nombres ni tan siquiera aparecen en los libros de historia.

Ya hicimos un ejercicio de recuperación histórica en nuestro trabajo anterior: La Matanza de Badajoz ante los Muros de la Propaganda (Madrid: Libros-Libres, 2010). Allí donde la historiografía oficial solo había visto a tres periodistas (Mario Neves, Marcel Dany y Jacques Berthet) nosotros localizamos a más de veinte periodistas y reporteros gráficos de las más diversas nacionalidades (rusos, italianos, portugueses, británicos, australianos, alemanes, estadounidenses, franceses…) que con sus imágenes y reportajes completan casi el mosaico exacto de lo ocurrió realmente tras la toma de Badajoz.

En una investigación posterior hemos localizado el nombre de seis nuevos fotógrafos, camarógrafos y periodistas que añadir a la lista anterior. Hoy traemos a colación el nombre de uno de ellos. Este “repórter” gráfico fue uno de aquellos “fotógrafos olvidados”, cuya vida en sí misma es una novela, y que viene a demostrar que aún queda mucho por investigar sobre las imágenes cazadas en Extremadura en 1936.

Antes de empezar debo agradecer a mi amigo y gran historiador extremeño Antonio Manuel Barragán Lancharro la ayuda que me ha prestado. Sin él este trabajo no tendría sentido.

Breve semblanza biográfica


Arthur Von Briesen Menken (New-York 13/12/1903-Florencia 10/10/1973), converso cristiano de ascendencia judeo-alemana, conocido también como Arthur Menken, trabajó como camarógrafo para los noticieros Paramount News, March of Time y, ocasionalmente, la CBS News.

Era un hombre muy elegante, alto, delgado y tocado siempre con un sombrero. Un verdadero dandy. También fue un experto aviador comercial. Tenía una licencia, sacada en la escuela de Fran Merriwell, que le permitía volar en EEUU y en Europa. En 1928 estaba en Europa al servicio de la línea aérea Royal Dutch cubriendo la ruta regular Ámsterdam-Paris-Londres. También trabajó para la industria del cine en Hollywood y Broadway. Como periodista estuvo en nómina de la Columbia Broadcasting System, la United Press y para la Agencia United Stated Information en Italia donde vivió retirado hasta su muerte.

Arthur Menken era el único hijo de un abogado de la alta sociedad de Nueva York llamado Solomon Stanwood Menken y de Gretchen Von Briesen quien, después de pasar por Hotchkiss School y su graduación en Harvard en 1925, dejó su prometedora carrera como abogado en la prestigiosa firma Fordham U.Law Sch. en la que trabajo desde 1926 a 1928, por una profesión más arriesgada como era la de camarógrafo. Con tan solo veintiún años cruzó en un automóvil el desierto de Arabia. Su bautizo de fuego como camarógrafo fue en 1929 al cubrir la expedición Dickey´s Orinoco en América Central donde filmó a los indios Guaharibos.

No fue esta su única experiencia en zonas del planeta por entonces ignotas. En 1935 se enroló en la expedición Hubbard-Ingalls al norte de Rodesia para filmar animales salvajes y las tribus Boratesland. Durante el rodaje casi pierde la vida al ser embestido por un elefante herido. En Octubre de ese año vuela a El Cairo para cubrir el levantamiento nacionalista.

Cubrió gran parte de los conflictos bélicos de la década de los treinta destacando sus trabajos en la guerra italo-etíope de 1935-1936, el conflicto chino-japonés de 1937, filmando el hundimiento del cañonero USS Panay perteneciente a la Marina de los Estados Unidos en el río Yangtsé y el sitio y la toma de Nanking por las tropas japonesas en Diciembre de ese año donde fue hecho prisionero por las fuerzas niponas. Durante la Segunda Guerra Mundial destacó como fotógrafo y reportero de los Marines de EE.UU. También fue socio de la Royal Geographical Society, miembro de The Sons of The American Revolution  y del club de Adventurers and explorers de Harvard. Tan enamorado estaba de su profesión que una de sus frases favoritas era never had time to get married. Aunque finalmente se rindió al amor y no cumplió su promesa. Se casó con Carol Litting en 1948 con la que tuvo dos hijos Eric y Laura.

Un cameraman haciendo historia en Badajoz


Centrándonos en su trabajo en España hemos de expresar que a principios de Agosto de 1936 estaba cubriendo en Boston una convección cuando el director gerente de la Paramount News le ordenó que partiera inmediatamente hacia España. Él mismo nos expresa que entró en España el 12 de Agosto tras pasar por el Chalé que tenía el Marqués de Caviedes en San Juan de Luz, centro de información, propaganda y espionaje del bando nacional en el sudoeste de Francia, donde una misteriosa mujer le recibió y le dio las credenciales e instrucciones oportunas para que se trasladara a Badajoz. Después recorrió más de “400 millas” para dar con sus huesos en esta ciudad de frontera donde entra el día 15 de Agosto.

Según nos expresa la prensa norteamericana sacó unas “maravillosas” imágenes. Filma las imágenes hacia el mediodía de ese día 15 de Agosto. En el Archivo Prelinguer de New York se custodian parte de esas imágenes en movimiento bajo el titulo Spain in Revolt con el número de registro 0539 PA8459. Hoy exponemos parte de esos fotogramas y haremos unos breves comentarios sobre los mismos.

En esta imagen vemos a cuatro mujeres, tres hablando junto a una casa y una cuarta que sale en dirección a Ronda de Pilar. En la casa se aprecian importantes daños causados por las bombas lanzadas por la aviación nacional.

En nuestra investigación hemos localizado tanto la calle de la anterior foto como la casa. Se trata de la C/ Martín Cansado, 70, en el barrio de San Andrés.
Desperfectos causados en el paño del muro de una casa de la C/ Martín Cansado (Archivo Torre Tombo).
Fotograma cazado por Arthur Menken donde aparece el mismo vano provocado por la onda explosiva de una bomba que cayó dentro de la vivienda
Frutería del Sr. Emilio López en la C/ Martín Cansado en la actualidad. Este señor, de 77 años, me confirmo el pasado día 17 de Agosto que la foto es efectivamente la del lateral de su casa y que las mujeres que se ven en la imágenes captadas por Menken son unos familiares suyos. El agujero que se aprecia en las fotos estaría situado debajo del aparato de aire acondicionado.

Panorámica de Badajoz donde destaca el cimborrio de la Iglesia de Concepción. El fotograma se captó desde la azotea de alguna casa cercana a la C/ Bravo Murillo.

Imagen captada por el cameraman francés Rene Brut pero tomada desde el lado opuesto en la Torre de Espantaperros.

La Iglesia de la Concepción en la actualidad.


Fin de la aventura en España


Prosiguiendo con el relato, Arthur Menken viajó por la España Nacional  junto con el corresponsal de la INS (cadena de prensa americana Hearst), H. B.Knickerbocker y su primer gran éxito fue el documental “REBELS TAKE IRUN”. En Cáceres y Badajoz con su ligero tomavistas Bell&Howell desarrollaría una frenética actividad rodando imágenes por las tierras de Cáceres, Navalmoral de la Mata, Trujillo, Mérida y Badajoz.

Él nos expresa que se reunió con el General Franco en Cáceres del que dijo: “Era pequeño, con una voz tranquila, sin pretensiones y tiene gran carácter. Es un líder nato”.

Por la filmación de la liberación del Alcázar de Toledo obtuvo el prestigioso premio Headliners como mejor reportero del año (1936) en Estados Unidos. Poco después de la toma del Alcázar había sido herido en el brazo izquierdo. Según el mismo relató, al caerle parte de un muro en el Alcázar de Toledo. El nos expresa como llevó las bobinas a la frontera hispano-francesa: “Aunque me rompí la mano pude salvar la película y conducir hasta la frontera francesa durante toda la noche. Una avioneta me esperaba y rápidamente este documental pudo verse en Inglaterra, EEUU y el resto del mundo. Fue solo entonces cuando fui al hospital para que me miraran el brazo”. Este premio lo volvería ganar cuatro años más tarde con la graduación de Mayor de los Marines de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Arthur Menken, expresó que durante las primeras semanas no tuvo ningún problema con la censura ya que los rebeldes utilizaban la avioneta con la que se desplazaba para trasportar “dinero, suministros y las películas”. A principios de Septiembre de 1936, el cameraman explicó que, por el riesgo que implicaba volar en aviones privados, este servicio especial tuvo que suspenderse, utilizando a partir de entonces el coche para llevar a la frontera hispano-francesa todo el material rodado.

A mediados de Septiembre de 1936 ayudó a liberar a su compañero de la Paramount John Dored que había sido capturado por los rebeldes en Cáceres. Lo trasladó, en la pequeña avioneta modelo Leopard Moth de su amigo y colega Knickerbocker, desde Sevilla a Gibraltar.

Era un cameraman muy intrépido y arriesgado. El 6 de Octubre de 1936, mientras realizaba una filmación, fue herido en la pierna izquierda a la altura de la rodilla por una granada antitanque cerca del pueblo de La Adrada en plena Sierra de Gredos. Fue llevado al hospital de campaña donde le extrajeron varias esquirlas. Él nos relata este suceso: las armas crepitaban a mi alrededor...empecé afilmarjusto detrás de la línea de fuego…podía verlos casquillos a 400metros de distancia”.Podemos contraponer esta acción intrépida y que ha pasado desapercibida a la historiografía a otra como la de Robert Capa en la que este reportero teatralizó en un cerro cerca de Espejo (Córdoba) su famosa “muerte de un miliciano”. Como acertadamente expresa el profesor J.M. Susperregui: “la foto de Capa fue una escenificación, algo impropio de un fotógrafo de prensa que está obligado a ajustarse a la realidad y no a inventársela”.

Prosiguiendo con el relato y dejando aparcada esta litis. Los pensamientos de Arthur Menken durante los meses que estuvo en España fueron por este orden. Primero, mantenerse con vida, en segundo lugar, obtener unas filmaciones de alta calidad, y, en tercer lugar, mantener la imparcialidad del noticiero Paramount News.

La fuerzas rebeldes lo expulsaron del país por demostrar demasiado fervor en la toma de imágenes de guerra para la Paramount-news: "Cada camarógrafo tenía su propio censor", según explicó Menken. "Él (censor) camina al lado tuyo, y cuando ve algo que no quería que fotografiáramos, acababa colgando su sombrero sobre la lente”.

Abandonó España a finales de Noviembre de 1936 y finalmente el 30 de Noviembre de 1936 atracaría en Nueva York a bordo del lujoso trasatlántico Queen Mary. En una entrevista concedida al New York Times hizo una breve semblanza sobre su estancia en España haciendo referencia a la presencia de aviadores extranjeros tanto en el bando rebelde como en el de los “izquierdistas”, así como a las miserias de ambos bandos “que no tenían ningún respeto por la vida …una vez vi a cinco señoras de edad avanzada que yacían muertas en una cuneta. Ellas habían sido fusiladas por un pelotón de ejecución”.

Arthur Menken fotografiado al entrar en el Alcázar de Toledo, continuando su misión a pesar de estar herido. Poco después de esta imagen, fue enviado a un hospital al ser alcanzado por un fragmento de un proyectil antiaéreo. (Foto: “Associated Press”; publicada en “The Cornell Daily Sun”, 13-octubre-1936)

Reflexión final


Podemos expresar que aún queda mucho por investigar y mucho material filmado por recuperar sobre la Guerra Civil en Extremadura. Solo hay que tener voluntad y contar con unos medios y financiación que desgraciadamente al dicente le faltan. Una pena que desde el mundo académico no haya un impulso por localizar las cientos de imágenes de Extremadura de la Guerra Civil que aun duermen el sueño de los justos.

Moisés Domínguez Núñez

sábado, 7 de septiembre de 2013

JESÚS FLORES THIES: Sobre la batalla del Ebro



Se han escrito tantas  falsedades y medias verdades sobre nuestra guerra, que conviene hacerse algunas preguntas sobre cuestiones de las que apenas se habla y que convendría aclarar. No vamos a hablar de los detalles de la batalla del Ebro, ganada finalmente por el bando nacional, que de esa forma conseguía destruir a lo más granado del ejército rojo, vamos a hacer unos comentarios sobre hechos y circunstancias relacionados con el planteamiento de esa batalla de los que se habla poco y se oculta más.

La primera pregunta que uno puede hacerse es por qué esta terrible batalla empieza el día 25 de julio de l938 cuando el 5 de abril había caído ya Lérida en manos nacionales y casi todo el mundo consideraba, dentro y fuera de España, que la guerra estaba ya perdida para la República.

Al comenzar aquel año de 1938 el Ejército Popular había conseguido ocupar una capital española. La alegría de aquella victoria duró bien poco porque si el ejército “rojo” entró en Teruel el 8 de enero de 1938, a costa de grandes pérdidas, el 22 de febrero el ejército nacional ya lo habían recuperado. Cuarenta y cinco días  que fueron aprovechados para que muchos se hicieran la fotografía.  Poco después, las tropas nacionales llegaban a Vinaroz separando la región catalana del resto de la España “republicana”.

La Batalla del Ebro no tiene más que un responsable, que es Negrín. El general Rojo realizó su trabajo como profesional a sabiendas de que la guerra estaba perdida, pero la responsabilidad de aquella batalla sangrienta recae exclusivamente sobre Negrín.

Mientras el Presidente de la República Manuel Azaña pronunciaba el 18 de julio de 1938 aquel famoso discurso en el que pedía “Paz, Piedad y Perdón”, Negrin estaba concentrando dos Cuerpos de Ejército en la orilla izquierda del Ebro para iniciar, siete días más tarde, lo que iba a ser la batalla del Ebro. Por cierto, en aquel discurso estaban presentes Negrín y Vicente Rojo a quienes lo de la “paz, piedad, perdón” les traía al fresco.



Si hemos de creer a Tagüeña, que mandó en el Ebro el XV C. de E., esta batalla se planteó para ganar tiempo, porque se suponía que la guerra estaba a punto de estallar en Europa y ello habría podido favorecer a la República. Y la guerra llegó a los cinco meses justos de que hubiera terminado la de España.

Es muy posible que fuera ésta, la intervención de Francia, una de las razones que tuvo Franco para no invadir una Cataluña totalmente desmoralizada. Incluso algún periódico francés llegó a decir que había preparadas tres divisiones del ejército galo para intervenir en España si la situación europea se complicaba.

Hablemos de la batalla. Es bueno recordar que cuando se tiene que combatir en varios frentes no se puede atender a todos ellos con la cantidad de tropas que los reglamentos  recomiendan, por eso en el frente del Ebro lo que había era una línea de vigilancia que se apoyaba en el río, pero el Ebro tampoco es el Danubio, y en época de estiaje su caudal se ve muy reducido.

Un frente de casi 150 kilómetros de longitud estaba cubierto solamente por dos divisiones, la 50 y la 105, dos divisiones formadas en parte por tropas de reemplazo poco fogueadas, y a su retaguardia se había colocado una reserva formada por algunas unidades de la 13 División en las proximidades de Gandesa, y éstas eran tropas de élite. El Cuartel General se encontraba en Caspe donde Yagüe tenía su puesto de Mando.

Al otro lado del río se habían formado dos cuerpos de Ejército; el XV bajo el mando de Manuel Tagueña, y el V mandado por Enrique Lister, en total 6 Divisiones, y al frente de este Ejército se había puesto a Juan Modesto Guilloto, con su puesto de mando en La Figuera. Ninguno de los mandos citados de este Ejército del Ebro era militar profesional, son miembros del Partido Comunista que obedecen a Juan Negrin. Quizá por este motivo podemos dar la razón a quien dijo que el general Vicente Rojo había confesado que “él iba allí de turista”.

Negrín había sido nombrado Presidente y Ministro de Defensa el día en que Lérida cae en manos de las tropas nacionales. A  partir de este momento toma la decisión de defender la región catalana y mantener el contacto con la frontera francesa.

Lo primero que hace es impulsar una serie de obras de fortificación, a pesar de que las que ya se habían construido en Cataluña desde el inicio de la contienda no habían servido para nada, y a continuación pone en funcionamiento los CRIM (Centros de Reclutamiento, Instrucción y Movilización) para recuperar los prófugos, emboscados, y escondidos en la retaguardia. Y en tercer lugar, impone una férrea disciplina del tipo comunista, Y a los prófugos se les envía, como si fueran pelotones de castigo, a rellenar huecos en las Brigadas internacionales, que estaban ya bastante desgastadas. Aunque parezca mentira, esto empieza a funcionar, y antes de meterse en el Ebro se organiza una ofensiva en Lérida (la ofensiva sobre la línea del Segre y Noguera Pallaresa) para recuperar las cabezas de puente de Balaguer y Serós. tenazmente defendidas por los soldados nacionales, apenas fortificados. Y allí se queda sobre el terreno una gran parte de lo que ha pasado a la Historia como la “quinta del Biberón”; Sus restos pasarán al integrarse en el Ejército del Ebro.

Se suele decir que este “Ejército del Ebro” actuó con tanta astucia y perfección, que el paso del Ebro fue para el bando nacional una sorpresa. ¿Puede creerse que una concentración de más de 100.000 hombres con todo el material de guerra necesario para esta ofensiva pudiera hacerse en una orilla del Ebro, cuando en la otra orilla, a poco más de cien metros de distancia, los soldados de patrulla no se enteraran de lo que estaban ocurriendo?    Otro ejemplo de ello es que la aviación nacional estaba desplegada de forma que pudiera intervenir ante un ataque procedente del Ebro o  del Segre.

Y el mismo día 25 empezaron a volar los aviones nacionales en el Ebro. El día 23 de julio Yagüe informó al general Davila de una gran concentración de fuerzas en la otra orilla indicando, y el día 24 vuelve sobre el tema. Y en la media noche del ataque se levantó de la cama diciendo: “Los rojos han pasado el Ebro. ¡Vaya, gracias a Dios! ¡Todo el mundo a sus puestos!”. Esto ocurría a las 2,25 minutos del día 25.

Nadie nos ha podido explicar la razón por la que a dos Cuerpos de Ejército se les envía sin apoyo aéreo a una operación que no tenía que detenerse en Gandesa, sino llegar en una tercera fase hasta Valderrobres, el Puerto de Beceite y Vinaroz. Esta intervino en el frente del Ebro a partir del día 29, cuando la invasión ya se había  paralizado, y ni siquiera se había conquistado Gandesa, que era el principal objetivo de la primera fase de la maniobra. La verdadera sorpresa estaba en la capacidad de lucha del “Ejército del Ebro” que pudo avanzar unos 60 kilómetros en el dispositivo nacional antes de ser detenido definitivamente, lo que vino a favorecer su posterior destrucción que lo imposibilitó para posteriores operaciones iniciándose el principio del fin del Ejército popular.

Fue una batalla “fea”, con pocas maniobras, debido al empeño del Generalísimo de fijar al enemigo para destruirlo de forma implacable. Cuando las últimas y diezmadas unidades del ejército rojo pudieron repasar el Ebro, su capacidad de reacción había sido ya eliminada de forma definitiva. Hay que tener en cuenta que aquel ejército en derrota todavía era muy numeroso, que el que huyó a la frontera francesa superaba los 200.000 hombres, pero la capacidad para la resistencia había desaparecido en las sangrientas orillas del Ebro.

Esta batalla fue la puntilla para el ejército del Frente Popular sacrificado hasta el final por la vileza de sus dirigentes empeñados en prolongar una guerra para poder enlazar con la imparable guerra que empezaría en septiembre de 1939.

Publicado en FNFF

Jesús Flores Thies (Coronel de Artillería - Retirado)