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- Una de las partidas de bandoleros que actuaron en la posguerra
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A
partir del otoño del año 1944 se reforzó el movimiento guerrillero en
España, que tenía el objetivo de derrocar el régimen del general Franco
establecido en el año 1939, tras la contienda nacional. El Partido
Comunista de España organizó este movimiento. La Unión Soviética jugó un
papel determinante en esos acontecimientos.
Durante la Guerra
Civil española en los años 1936-1939, la URSS ayudó considerablemente al
gobierno republicano, tanto en material bélico, como con consejeros
soviéticos, los cuales implantaban la táctica de la guerra de guerrillas
mediante los comunistas españoles que controlaban las unidades más
fogueadas. Destacamentos especiales destruían puentes, carreteras,
comunicaciones y estados mayores del ejército para desorganizar la
vanguardia enemiga. Destacados especialistas soviéticos de guerra
dirigían este proceso, y posteriormente el movimiento guerrillero en su
país durante la “Gran Guerra Patria”.
En el año 1939 la Guerra
Civil finalizó con la victoria del general Franco. El Caudillo comenzó a
imponer el orden y a castigar a los vencidos con mano férrea. Varios
miles de comunistas españoles se trasladaron a la Unión Soviética, entre
ellos los líderes del PCE, Dolores Ibárruri “la Pasionaria”, Francisco
Antón, José Díaz. Pero una parte del ejército republicano derrotado se
vio apartado hacia las montañas y otros lugares poco accesibles. Los
republicanos intentaban seguir oponiendo resistencia, creando grupos de
combate y destacamentos guerrilleros. Eran condenados en esa dirección,
pero no tenían otra elección.
Mientras tanto Europa entró
completamente en la Segunda Guerra Mundial… En los tiempos de la guerra
los comunistas españoles permanecían en contacto con Moscú.
Tras el ataque de Alemania contra la URSS, Dolores Ibárruri y José Díaz recibieron la orden de
La Internacional Comunista
de intensificar su actividad clandestina, y con todos los medios
posibles desestabilizar la situación en España para que los españoles no
participaran en la guerra apoyando a Hitler. Los ataques de los
guerrilleros, sabotajes y atentados se hicieron más frecuentes. Ni un
solo partido y organización opositora a Franco apoyaba al Partido
Comunista pensando que este actuaba en interés de un pueblo no español.
Dentro del movimiento de la oposición se estableció una convicción de
que los ganadores aliados tomarían en sus manos el destino de España, y
que el fin del hitlerismo automáticamente pondría el fin a la dictadura
franquista.
Factor externo
Inglaterra y los
Estados Unidos en la primavera del año 1944, se pusieron de acuerdo de
no realizar acciones decididas contra Franco. Sin embargo, el tercer
aliado de “Los tres grandes” tenía intenciones más firmes.
En
Moscú se conocía bien que en España no paraban de intentar empezar la
guerrilla, y además los gobernantes soviéticos algún tiempo orientaron a
los líderes del Partido Comunista de España, para actuar precisamente
en esta dirección.
Stalin tenía su punto de vista respecto al
'futuro deseable' para España. En el otoño de 1944, según el afiliado
del Comité Central del PCE Enrique Líster, Stalin pretendía “desbaratar
los planes de los imperialistas del oeste que querían que Franco
siguiera gobernando después de la derrota militar del fascismo”. Para
eso había que “formar el gobierno… que podría hablar en nombre del
pueblo español”, y este gobierno tenía que ser apoyado por “el
movimiento popular representado generalmente por la lucha de guerrillas,
tomando en cuenta la situación en España”.
Después de la
liberación de Francia en la parte sureña, cerca de la frontera española,
empezaron a concentrarse numerosas fuerzas de la oposición española,
grupos armados inclusive.
Su base era el cuerpo de guerrillas N14
del ejército rojo, que evitó haber caído preso. El cuerpo se trasladó a
Francia donde fue internado. Después de la ocupación de Francia los
combatientes del regimiento escaparon de los campamentos y volvieron a
hacer lo mismo. Para el año 1943 esta fuerza tenía ya 27 brigadas de
sabotaje que actuaban prácticamente en todo el territorio de Francia.
Participaron en la liberación de muchas ciudades, entre ellas Marsella y
París.
Para finales del verano de 1944 los grupos de guerrilleros
españoles comenzaron a concentrarse en la frontera de Francia y España,
en bases organizadas especialmente que se ubicaban en las montañas.
Pretendían en corto plazo utilizar sus armas contra Franco.
Dolores
Ibárruri, que partir de febrero del año 1945 vivió en Francia,
posteriormente afirmó que los gobernantes soviéticos habían prometido,
encargarse del suministro de las armas a los destacamentos guerrilleros
españoles. Pero los guerrilleros, que estaban en Francia no esperaron la
ayuda por parte de Moscú. Nada más de la liberación de Francia, en
agosto del 1944, decidieron realizar una importante operación ofensiva
por su propia cuenta.
La operación tuvo lugar en octubre de 1944.
Se suponía que unos miles de guerrilleros, al atravesar la frontera,
lograrían usurpar alguna ciudad grande en el norte de Cataluña, en el
Valle de Arán y establecer allí su gobierno, después de lo cual podría
conseguirse la admisión de este gobierno por parte de los países de 'Los
Aliados' de la Segunda Guerra Mundial. Los rebeldes esperaban que sus
acciones provocaran protestas masivas en todo el país. Sin embargo, la
operación en el Valle de Arán no fue preparada bien, ni en el sentido
militar ni en el político, así que resultó un fracaso. El cuerpo de
guerrilleros fue destruido y los restos del regimiento se retiraron a
Francia.
Se rumoraba mucho de que el mismo Stalin ordenó comenzar
el levantamiento. Esos rumores inspiraban a los combatientes. Al
parecer, si el comando hubiera apoyado el comienzo de la guerra de
guerrillas en España, eso habría sido sólo después de la finalización de
la guerra con Alemania, y posteriormente de haberse preparado política y
económicamente bien, y en la mejor ocasión posible con el apoyo de por
lo menos, la aceptación de los aliados indirectamente confirmada.
En
Moscú preparaban el terreno para realizar esos planes. A finales del
año 1944 se tomó la decisión de la partida de todos los gobernantes
españoles comunistas a Francia. El comando del PCE empezó a trasladar
grupos pequeños de guerrilleros y de sabotaje a España. Esos grupos se
hallaban en todo el territorio del país y fueron llamados a consolidar
todos “los elementos eficaces anti franquistas”. El traslado de esos
grupos duró todo el año 1945.
Se suponía que los rebeldes podrían
activar la población y desestabilizar el régimen de Franco por medio de
sus ataques puntuales y generalizados. Ya a principios del año 1946
aumentó sumamente el número de las operaciones de los guerrilleros. En
las cercanías de Toulouse se creó una escuela de la preparación del
personal de guerrilleros y de sabotaje y se estableció un estado mayor
para coordinar su actividad.
Por eso las represiones con el
respecto a la clandestinidad comunista en España llegaron a ser más
frecuentes. En el país no existían las condiciones para empezar la lucha
masiva de los rebeldes.
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Toulouse (1945): Santiago Carrillo flanqueado por Enriqur Lister y la Pasionaria |
Maniobras políticas
En la conferencia de Potsdam, junio del año 1945, Stalin intentó
estudiar las actitudes de los aliados del oeste respecto a España y en
el mismo principio propuso a “estudiar la cuestión del régimen de
Franco”. Sin embargo, Churchill de ninguna forma quería hablar sobre la
propuesta de la URSS. En el documento final de la conferencia fue
agregado un punto del rechazo “del gobierno actual español”, en los
miembros de la ONU.
Sin embargo, para el comienzo del año, parecía
que, estaban preparadas las condiciones para “la solución” del asunto
español. Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial en muchos
países del mundo, sobre todo en Francia, que se volvió más de
izquierdas, comenzó a prepararse la campaña internacional contra el
régimen de Franco, “el último reducto del fascismo”. Los ministros y
parlamentarios (representantes de los partidos de izquierda),
sindicatos, diferentes comités y los medios de comunicación exigían la
ruptura de las relaciones diplomáticas entre sus países y España,
anunciándole el bloqueo económico; las organizaciones internacionales
aprobaban las resoluciones críticas etc... La URSS participó ampliamente
en esa campaña.
Moscú comenzó los intentos de conseguir pasar la
cuestión sobre la situación en España al Consejo de Seguridad de la
OTAN, y posteriormente para imponer las sanciones al país. Pero además
de la organización de importancia internacional, se suponía actuar a
través de otros canales también, a través del Partido Comunista de los
emigrantes españoles en Francia.
En una gran manifestación en
París, el secretario del Partido Comunista Francés André Marty, declaró
que los comunistas franceses estaban listos para armar a cien mil
voluntarios para invadir España. Aproximadamente en el mismo tiempo, los
servicios especiales españoles comunicaron que los comunistas, bajo el
mando de Enrique Líster, concentraron sus reservas de armas cerca de la
frontera. Como si ellos hubieran recibido las ordenes de Moscú y
tuvieran el apoyo de Tito.
Al parecer, en Moscú decidieron sacar
todo el provecho posible de aquellas condiciones. Incluso si no
fracasaran en influir sobre la situación en España, este país presentaba
un “as bajo la manga” en la confrontación política con Occidente.
El último intento
Durante unos meses el representante de la URSS en la ONU Andréi Gromyko
intentó conseguir la admisión de las sanciones contra la España de
Franco, pero fue en vano.
El 17 de abril del 1946 el representante
polaco Lange, propuso en el Consejo de Seguridad a todos los países,
romper las relaciones con el régimen del general Franco, porque este
presentaba una amenaza para la paz internacional. Lange y Gromyko
dijeron que España tenían un ejército grande y que aumentaba sus fuerzas
en la frontera francesa, pero lo más importante era que los nazis que
se refugiaron en España, estaban elaborando “nuevos tipos de armas” (se
trataba de la bomba nuclear). Pero los partidarios en la ONU no fueron
numerosos.
Posteriormente el informe del comité especial del
Consejo de Seguridad de la ONU acusaba bruscamente al régimen de Franco
llamándole fascista, pero no hablaba sobre emprender algunas medidas
definitivas contra él. La resolución de la Asamblea General de la ONU
del 12 de diciembre del 1946 llamaba a retirar sus consejeros de Madrid
–sin romper las relaciones diplomáticas con ellos– y ponía la condición
de que “si en un período razonable de tiempo no se convocaba al gobierno
para que legalizara la libertad, la religión, los encuentros, tendrían
que celebrarse las elecciones...” No se trataba en dicho texto ni de las
sanciones económicas o militares contra España.
Así, el punto
principal del 'plan' soviético quedó sin realizarse. Igual que el otro:
los guerrilleros españoles no tuvieron ningún logro destacado.
En
esta etapa la URSS dejó de tratar el asunto de España. El aire olía a
Guerra Fría, terminaba el proceso de la repartición de Europa. El 5 de
agosto del 1948, en el Kremlin, se celebró el encuentro de los líderes
del PCE Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo y Francisco Antón con
Stalin, y les indicaron inequívocamente que había que terminar el
movimiento guerrillero y buscar una nueva táctica.
Poco a poco
acabaron del todo los intentos de inquietar la cuestión española en la
ONU. La resolución de diciembre del año 1946 sobre España se canceló ya
en el 1950. Las pasiones en el mundo ardían alrededor de problemas
completamente diferentes.
Efectos de la guerra fría: la ONU anula la resolución contra España
A principios de 1950 el Departamento de Estado había cambiado de
opinión respecto al caso español en el seno de la ONU. EE.UU. no había
logrado sus objetivos con su actitud anterior, ya que el régimen de
Franco conservaba todos sus caracteres dictatoriales, y España seguía
sufriendo dificultades económicas y un casi total ostracismo político.
El
Congreso y el Departamento de Defensa continuaron presionando al
Departamento de Estado para que cambiase su política con respecto a
España pero, sin lugar a dudas, fue la “amenaza roja” la causa principal
del cambio de actitud norteamericano.
Dado el carácter del
régimen del general Franco, el Departamento de Estado y el Presidente no
querían hacer extensible, en aquel momento, ningún tipo de ayuda
económica gubernamental a España. Ahora, otro tema distinto era el caso
español en la ONU. En enero de 1950, el Secretario de Estado, Dean
Acheson, informó al Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del
Senado que, en vista del fracaso de la resolución de 1946, EE.UU. estaba
dispuesto a votar a favor de una resolución que permitiese a los
estados miembros de la ONU mandar embajadores o ministros a España si
así lo deseaban.
Apoyando la decisión de Acheson, el congresista
John Kee, Presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de
Representantes, daba varias razones para mandar un embajador a España.
El Sr. Kee se remitía a dos editoriales de los periódicos
Washington Evening Star y
Washington Post del
12 y 13 de enero de 1950, respectivamente, en los cuales se argumentaba
que la resolución de 1946 había sido inspirada por los países
comunistas, y añadía que, aunque el carácter fundamental del gobierno
español no había cambiado desde que la resolución fue aprobada, la
situación política internacional sí se había alterado notablemente y, en
vista de estas circunstancias, EE.UU. debía mandar a su hombre más
capaz como embajador en Madrid.
El temor del gobierno
norteamericano a una expansión comunista inspirada por Moscú se vio
corroborado, en su opinión, por el estallido de la guerra de Corea en
junio de 1950. En EE.UU. no se descartaba, ni mucho menos, un ataque
soviético a la Europa occidental. Ante esta posibilidad, el deseo de
contar con bases militares en España, debido a su estratégica situación
geográfica, ganó muchos enteros. En consecuencia, a finales de 1950,
incluso los sectores más reticentes se convencieron de la necesidad de
mandar un embajador a Madrid, para así, suavizar y normalizar las
relaciones entre los dos países. Ante estas circunstancias EE.UU. estaba
dispuesto a cambiar su actitud con respecto al caso español en el marco
de la ONU.
El 27 de octubre de 1950, el Comité Político de la ONU
comenzó a discutir la resolución de 1946 contra España. El 31 de
octubre John J. Sparkman, representante de EE.UU. en la Asamblea
General, expuso la postura de su gobierno respecto al caso español. El
Sr. Sparkman comenzó diciendo que su país, desde el principio, había
tenido serias dudas sobre la eficacia y conveniencia de la resolución de
1946 y que, por tanto, la postura americana en esos momentos no
representaba ningún cambio respecto a la que había mantenido con
anterioridad –en realidad sí había cambiado y de una manera sustancial–.
El representante norteamericano continuaba argumentando que la
resolución había fracasado en la consecución de sus objetivos y que era
evidente que debía ser anulada, aunque esto no constituía una aprobación
de la política o de las prácticas del gobierno español.
El 31 de
octubre el Comité político adoptaba una propuesta de resolución que
recomendaba la anulación de la resolución de 1946 por 37 votos a favor,
10 en contra y 12 abstenciones.
Esta propuesta pasó a considerarse
por la Asamblea General el 4 de noviembre, y fue adoptada por 38 votos a
favor, 10 en contra y 12 abstenciones. La delegación de EE.UU. apoyó la
derogación de las recomendaciones de 1946 en el Comité Político y en la
Asamblea General, y votó a favor de la adopción de una nueva propuesta
que permitiese a España pertenecer a las agencias especializadas de la
ONU, y a los estados miembros mandar de nuevo a sus embajadores a Madrid
–aunque de hecho varios países ya lo habían hecho con anterioridad a la
anulación de la resolución de 1946–.
En diciembre, el Presidente
Truman, quien siempre se manifestó contrario a la idea de normalizar las
relaciones con España mientras Franco permaneciese en el poder,
preguntó a Stanton Griffis si quería aceptar el puesto de embajador en
España. Griffis aceptó el ofrecimiento. En febrero de 1951, el Senado
norteamericano confirmaba a Stanton Griffis como nuevo embajador en
Madrid.
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Pekín (1956): La Pasionaria, Carrillo, Líster y otros dirigentes comunistas españoles |
Conclusiones
EE.UU. reconsideró y cambió su postura con respecto al caso español en
la ONU por un motivo principal: la “amenaza roja”. El gobierno americano
tenía la certeza de que la expansión del comunismo era un hecho que
ponía en peligro sus intereses estratégicos, políticos y económicos y,
tras los acontecimientos internacionales de 1949 y 1950, llegó a pensar
que la Unión Soviética estaba dispuesta a invadir Europa occidental.
España era el lugar ideal para establecer bases militares y así poder
enfrentarse a una ofensiva del gigante soviético. Pero había una
resolución contra España en el seno de la ONU que le impedía establecer
unos vínculos de cooperación con el gobierno de Franco. De esta forma,
conforme la amenaza comunista iba creciendo, el gobierno norteamericano
empezó a actuar en el marco de la ONU para anular la resolución contra
España de 1946. Una vez conseguido este objetivo, EE.UU. y España
comenzaron a negociar el tan ansiado, por ambas partes, pacto bilateral
que culminaría con su firma en septiembre de 1953.
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Eduardo Palomar Baró |