Madrid,
para la gente de fe, es afortunada. No tiene una patrona, tiene tres.
Bajo tres advocaciones distintas la Santísima Virgen ejerce su dulce
patronazgo sobre la capital. La más popular, la de la Paloma; la de la
Almudena que se venera en la
Catedral de Santa María la Real de la Almudena y la más desconocida en la actualidad, si bien, la más antigua, Nuestra Señora de Atocha.
Se
dice que la primitiva ermita de Atocha estuvo en la vega madrileña,
cerca del río Manzanares, en el lugar denominado Santiago el Verde;
siendo trasladada más tarde al lugar que ocupa actualmente, por el
caballero Gracián Ramírez. Consta la situación señalada por una carta
que se conserva, al parecer, en la Catedral de Toledo y en la cual San
Ildefonso, feligrés de Atocha indicaba a un canónigo de Zaragoza que
cuando pasase por Madrid
“se acordara de que en su vega, había una
devota imagen de Nuestra Señora, con un Niño en el brazo izquierdo y una
manzana en la mano derecha, llamada la Virgen de Atocha” y de la
cual el santo dice recibió muchos consuelos. Todo esto nos manifiesta
cómo ya en el siglo VII era famosa esta advocación de la Santísima
Virgen. Al llegar el siglo XI las crónicas dejan constancia de la
iglesia de Atocha. Se reducía el templo de la patrona de Madrid en aquel
tiempo, a una capillita de 15 pies de larga y 12 de ancha porque, como
dice el padre Cepeda, “
no permitían más grandiosidades los moros que vivían en su cercanía”.
Durante la permanencia de los árabes en Madrid, fue estipulado en las
condiciones de la capitulación que serían respetados el culto a la
Virgen de Atocha y a la parroquia de Santa Cruz.
Cuando mediado el
siglo XI entró Alfonso VI en Madrid, la importancia de Atocha comenzó a
aumentar y ya en el siglo XVI, la ermita se convirtió en una gran
iglesia y las casitas de los Canónigos Regulares en un convento de
religiosos de Santo Domingo; por obra del P. Fr. Juan Hurtado de
Mendoza, O.P., confesor del Emperador, al cual pidió y también al Papa
Adriano VI, la iglesia de Nuestra Señora de Atocha para los dominicos.
Obtenidos los consentimientos y cumplidos los trámites reglamentarios,
el día 2 de junio de 1523, se hizo la entrega solemne de las llaves de
la iglesia a los citados religiosos. Todos los reyes de la Casa de
Austria se esforzaron en mejorar y ampliar las instalaciones de la
iglesia y convento y, posteriormente, también lo hizo la Casa de Borbón.
Y
así, bajo el cuidado de los frailes de Santo Domingo ha permanecido
desde entonces la Virgen de Atocha, con la salvedad de ciertos períodos
que podríamos denominar del martirio del santuario cuyo primer acto se
produjo el 5 de diciembre de 1808 cuando, al apoderarse las tropas
francesas del convento y convertirlo en cuartel, expulsaron a los
religiosos y cometieron profanaciones y robos con destrucción de la
magnífica biblioteca. Al ser restaurada la situación, los religiosos,
que habían estado refugiados en el convento de Santo Tomás de la calle
de Atocha, volvieron al santuario donde estuvieron hasta 1836 en que la
desamortización de Mendizábal, que consistió básicamente en el
sistemático despojo patrimonial de la Iglesia y su nacionalización y
posterior venta en pública subasta al mejor postor, además de suprimir
las órdenes religiosas, les obligó a exclaustrarse. Esto constituyó el
“segundo acto de martirio”: la iglesia quedó convertida en un páramo de
desolación y ruinas y el convento en cuartel de inválidos.
La
reina Isabel II se preocupó de restablecer el culto de Atocha y de
solicitar a S.S. Pío IX que fuera elevado a la dignidad de Basílica,
gracia que le fue otorgada por el Papa el 12 de noviembre de 1863. A
pesar de este nuevo reconocimiento, la situación de la iglesia
[1]
siguió deteriorándose hasta que el peligro de hundimiento y el deseo de
hacer una mejor, movió a la reina regente Mª Cristina de Habsburgo a
ordenar que se procediese a su derribo. La Virgen, que recibía culto en
una pequeña capilla provisional, fue trasladada a la iglesia parroquial
del Buen Suceso que, como Atocha, pertenecía al Patrimonio Real.
De la época de cuartel de Inválidos varios de sus directores fueron enterrados allí, entre ellos
José de Palafox,
Francisco Castaños,
Manuel Gutiérrez de la Concha y
Juan Prim, además del político
Antonio de los Ríos Rosas.
Debido a estos enterramientos ya existentes, la reina decidió que la
basílica que se había de construir en sustitución de la antigua, tuviera
anexo un panteón que diera acogida a estos restos. Se convocó un
concurso público y en
1890 se eligió ganador el proyecto que, bajo el título
Nigra sum sed formosa[2],
había presentado el arquitecto Fernando Arbós y Tremanti. El conjunto,
de estilo neobizantino, incluía un campanil italiano, que albergó un
reloj de cuatro esferas y tres campanas, y el panteón, que tenía
carácter de claustro de la basílica y se inspiraba en el camposanto del
Campo dei Miracoli de la ciudad
italiana de
Pisa.
El proyecto era muy ambicioso pues la basílica estaba destinada a ser
el templo de la Corte y sede de las ceremonias religiosas reales.
En
1891 se comenzó a construir el proyecto, del que a la postre sólo se alzarían el panteón y el campanil. El panteón se erigió entre
1892 y
1899,
dándose las obras por concluidas en este último año por lo elevado de
su coste y por la coincidencia con las obras de la cripta de la
catedral de la Almudena. En
1901
se trasladaron a él los restos de Palafox, Castaños, Concha, Prim y
Ríos Rosas. En años posteriores recibieron sepultura en el nuevo
emplazamiento los restos de los políticos
Francisco Martínez de la Rosa,
Diego Muñoz-Torrero,
Juan Álvarez Mendizábal,
José María Calatrava,
Salustiano Olózaga,
Agustín Argüelles,
Antonio Cánovas del Castillo,
Práxedes Mateo Sagasta,
Eduardo Dato y
José Canalejas.
A pesar de ello, la idea de mantener un Panteón de grandes personajes de la historia, se vió frustrada por segunda vez
[3]. Los restos de Palafox fueron trasladados en
1958 a la
Basílica del Pilar de
Zaragoza y los de Castaños a la Iglesia Parroquial de la Encarnación de
Bailén en
1963.
Salvo los de Canalejas y los de Olózaga, los restos de los demás ya no
reposan en el panteón por haber sido reclamados por diversas ciudades.
Quedan, sin embargo, los magníficos mausoleos, obras de grandes
escultores, dignos de ser apreciados por los amantes del arte.
En
1924,
sin seguir el proyecto original de Arbós, la Orden de Predicadores
emprende a sus expensas la construcción de un convento y basílica según
diseño de estilo seudobarroco de Francisco Antón. El Rey D.
Alfonso XIII
cedió los terrenos necesarios, encomendando a la comunidad el cuidado
del campanil y del panteón. Se realizaron las obras con la mayor rapidez
y el primer sábado de noviembre de 1926 se hizo el solemne traslado de
la Virgen, desde la parroquia del Buen Suceso hasta su nueva iglesia,
donde fue recibida por su majestad el Rey y su madre la Reina Dª María
Cristina, reanudándose una nueva era en el culto a la Virgen de Atocha.
 |
Nª Srª de Atcoha |
¿Cómo es esta representación de la Virgen? Corresponde a un tipo iconográfico en el
arte bizantinode la Virgen como
Theotókos, en el que aparece sentada en un
trono con el
Niño Jesús en su regazo, mirando ambos al frente, en actitud
hierática.
Labrada en madera muy dura, su rostro es moreno, casi negro y su
estilo, románico. Pertenece al mismo grupo que las de Torreciudad,
Loreto, Montserrat, Chipiona, Guadalupe, Solsona, Peña de Francia…grupo
que se extiende por toda Europa, desde Mont-Saint-Michel hasta
Czestochowa por establecer unos límites conocidos. Está sentada como
queriendo afirmar con esta postura su magisterio sobre la Iglesia a la
muerte de su divino Hijo. Al lado izquierdo y formando parte de la misma
talla, tiene un Niño pequeño al que, con la mano derecha, muestra una
manzana que, según los teóricos, representa las tentaciones del mundo.
El Niño no parece mirar el fruto y tiene levantada su diestra en actitud
de bendecir al pueblo.
Los primeros documentos conservados
titulan esta imagen Nuestra Señora de Antioquía y así la nombra el 16 de
abril de 1148 el Papa Eugenio III y también se cita con este nombre en
algunas escrituras de la abadía de Santa Leocadia de Toledo. La Virgen
de Atocha ocupó desde el principio un lugar preeminente entre las
devociones de los madrileños. Según la tradición más difundida, unos
discípulos de San Pedro trajeron a España esta imagen de la Virgen y la
depositaron en una ermita cerca de Madrid. Además, se creía que era una
de las realizadas a partir del retrato que de la Virgen había hecho el
evangelista San Lucas.
[4]
Existe
la creencia de la intervención de Nuestra Señora en la victoria de los
cristianos sobre los moros en Madrid en los primeros años de la
Reconquista. Se trata de la historia de Gracián Ramírez, caballero
cristiano del siglo VIII que, ante el temor de que los moros deshonraran
y mataran a su mujer y a sus dos hijas, determinó quitarles él mismo la
vida y las degolló al pie del altar de la Virgen de Atocha. Los moros
fueron derrotados por las tropas cristianas y cuando Gracián llegó con
sus soldados a la ermita para dar gracias a la Virgen por la victoria,
encontró de rodillas al pie del altar a su esposa e hijas sanas y
salvas, con unos hilos encarnados en el cuello en el lugar en el que
habían sufrido la herida mortal. Este hecho ocurrió hacia el 720, siendo
papa Gregorio II.
[5]
La
devoción por esta advocación fue tan importante que las mejores plumas
escribieron sobre ella como relata Rafael González Cañal en su libro “
LA VIRGEN DE ATOCHA EN EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO”.
Con
la llegada de los convulsos tiempos de la II República, la ilegalidad
del Gobierno del Frente Popular, su incapacidad para ejercer sus
funciones y la inseguridad, violencia y ambiente prerrevolucionario que
se vivía en las calles de España hizo que poco durara la tranquilidad.
Extorsiones, expolios, asesinatos, incendios se sucedían por todas
partes, de modo que el 20 de julio de 1936 se produjo
el tercer martirio de la Basílica.
Sin el menor respeto, ni por los valores religiosos ni por los
tradicionales que representaba, fueron asaltados e incendiados el
convento de los dominicos y la iglesia.
El monumento se encuentra
situado en lo que podría denominarse “zona caliente” entre el cuartel
del Regimiento de Infantería Wad Ras nº 1,
[6]
en el actual Paseo de María Cristina y la Maestranza y Parque de
Artillería en el barrio de Pacífico, hoy avenida de la Ciudad de
Barcelona. Ambos acantonamientos, más las dependencias de RENFE y del
METRO repletos de trabajadores afiliados a la CNT, PSOE y UGT, tuvieron
gran influencia en la radicalidad y violencia con que se desarrollaron
los acontecimientos. Además en las inmediaciones, Pacífico 37, se
hallaba instalada la temible Radio 2 Comunista (cuyo dirigente era
Mariano Abillon), la cual disponía de varias “sucursales” más próximas
al lugar de los hechos: las checas de Julián Gayarre 6 y Fuenterrabía 2
al mando de un tal Garcilópez y la del entonces paseo de Ramón y Cajal
6, al mando de Eugenio Monreal Alastruey y Miguel Izquierdo Moreno. Esto
facilitó que milicias socialistas hicieran guardia en los alrededores
de los cuarteles a fin de dar noticias a las autoridades republicanas de
las anormalidades que observaran para así evitar el temido
levantamiento de las fuerzas militares
[7].
Los acontecimientos se produjeron así:
En
ambos acuartelamientos se estaba a la espera de las órdenes del general
Fanjul, como Jefe del Movimiento en Madrid a través del enlace, capitán
García Vinuesa. El del Regimiento de Infantería nº 1 (Cuartel de
María Cristina), que mandaba el coronel D. Tulio López Ruiz, estaba muy
bien dispuesto a favor de los nacionales, pero, quizás por sospecharlo,
ya desde el advenimiento de la República, el Gobierno mandó a esta
Unidad a todos los militares que le eran incondicionales los cuales
desarrollaron una intensa labor de propaganda, creando dentro del
cuartel una cédula comunista con apoyo del teniente coronel Mangada, los
comandantes Jiménez Orge y Burillo, capitanes Álvarez y Melero (jefe
luego del SIM) y los tenientes Lupión y Ávalos, entre otros.
[8] “
Se
intentó contrarrestar esta influencia con la labor del coronel D, Tulio
López, y del, entonces, comandante Asensio, separando a Mangada y
Jiménez Orge, completándose la labor del mejoramiento de la moral de la
Unidad durante el mando interino del hoy general Yagüe”[9].Con
el triunfo del Frente Popular, el Gobierno fue quitando de los puestos
de responsabilidad a los muchos militares que no comulgaban con el nuevo
estado de cosas y volvió a introducir a destacados izquierdistas,
especialmente los sargentos Leiva, Máximo Díaz, Guerra y el músico
Calero,
[10]
El 17 se acoge la orden de acuartelamiento, ̶ dada por el general Miaja
[11]
̶ ,en un magnífico ambiente a pesar de no haberse cumplido lo
comunicado por Hipólito Coronado de que ingresarían en el cuartel 700
hombres de Falange para los cuales ya tenían preparados los equipos
[12]. El 18 se presentó el general
Miaja, quien aseguró no se armaría al pueblo[13]
y que él era ante todo militar y compañero. Pero no se cumplió lo
prometido y las turbas merodeaban en actitud agresiva, siguiendo las
órdenes dadas por González Peña, generalísimo de las milicias de la CNT:
“Nada de legalismo. Acción, solamente acción. Sobran ya los
discursos. Vengan los fusiles, que son los únicos que nos darán el
triunfo. Es urgente prepararse y estar armados. Pues el día en que se
haya de actuar pudiera estar próximo. No es cosa de que cuando las
derechas armadas se lancen a la calle nos cojan desprevenidos”
[14]
Por ello, a última hora, el coronel dispone el cuartel en estado de
defensa y que se ocupen con dos pelotones las casas fronteras
[15].
A la llamada del general Riquelme, ̶ en funciones de General de la
División ̶ , presionando al coronel si podía contar con él, éste trata
de contestar con evasivas hasta conocer la situación en otros cuarteles.
Para ello se contacta con el coronel de Juanes, jefe del Tercio de la
Guardia Civil del Cuartel de Batalla del Salado quien claramente declaró
estar al lado de la República, a pesar de manifestaciones anteriores.
Entre
la noche del 18 y el día 19 de julio se agregaron al Regimiento nº 1
para apoyar el Movimiento el teniente coronel de infantería de marina,
Villalobos; comandantes Montaner y Martín, Uhagón, Francisco Coello,
Vázquez Ochando; capitanes Díaz Montero, Gonzalo Fernández de Córdoba y
Ziburu, Marcelino López Sánchez, Fernández Silvestre; tenientes Alfonso
Calvo, Gonzalo Serrano y Fernández de Villavicencio, Vizconde de
Uzqueta; los alféreces Miguel Ángel González Escudero, Benito González
Lamas y Francisco Soriano Frade; brigada de complemento Rey de las
Heras; sargento de complemento Pedro Galián Menéndez; y varios
falangistas, entre ellos, Jiménez Coronado, Díaz Montero y Mora, todos
ellos para poder franquear la entrada tuvieron que hacerlo en grupos
separados y someterse a tres cacheos por las milicias Al presentarse al
coronel este dispuso que se les diera uniforme de soldado para no llamar
la atención.
[16]
El
19 por la mañana se envió al capitán Bermúdez de Castro y dos tenientes
al frente de una compañía con dos ametralladoras para ver de apoderarse
del Parque de Artillería e impedir el armamento del pueblo, pero se
encontraron con que ya estaba ocupado por tres Compañías de la Guardia
Civil y un grupo de Asalto que les enfilaron con cañones, produciéndose
una tensa situación hasta que recibió orden del coronel del Wad Ras de
volver con las tropas al cuartel de procedencia.
Desde que se recibió la
orden de acuartelamiento en los cuarteles de Pacífico, todos los
obreros fueron armados por orden del teniente coronel del Parque. Se
permitió que el capitán Vicente Paredes, los tenientes Gumersindo Yagüe
Barral, Tomás Barrios e Higinio Fernández y el alférez Carrión, los
sargentos José García Rodríguez y Francisco García Iglesias y varios
suboficiales con fuerzas de asalto, milicias y soldados de la escolta
presidencial entraran en el acuartelamiento y sacaran camionetas con
armas y municiones que luego repartían al pueblo. Llegaron al Parque
muchos oficiales con la estrella de 5 puntas, entre ellos, el comandante
Martínez y Díaz Varela,
ayudante del Ministro de la Guerra, ̶ Casares Quiroga ̶ y expresamente mandado por éste
para estar enterado del modo de llevarse a cabo el reparto de armas en
el Parque, siendo los destinatarios no sólo unidades militares, sino, en
su mayoría partidos políticos y sindicatos.
[17]
Se
presentó allí para animar la situación Dolores Ibarruri y algunos
afirman que también Margarita Nelken. El armamento se venía a recoger en
camiones por los sindicatos, radios comunistas y partidos republicanos
con un vale que, a veces, solo tenía el sello o la firma de “La
Pasionaria” o del comandante Barceló, Jefe de la Guardia de Infantería
del Ministerio de la Guerra. La salida de material fue tan masiva que
obligó al comandante Alcover y al teniente Bausá a intentar cerrar las
puertas del Parque pero tropezaron con la actitud del comandante Flores
quien a grandes voces, de manera desaforada dijo que los iba a fusilar
inmediatamente, sometiéndoles a vigilancia continuada desde entonces.
[18].
Ese
mismo día a primeras horas de la tarde, llegó al cuartel de Mª
Cristina, de incógnito, vestido de paisano, el general García de la
Herranz que marchó a hacerse cargo del Campamento de Carabanchel en la
camioneta del Regimiento que suministraba los víveres, haciéndose pasar
por los controles como el carnicero. Le acompañaban los tenientes
Domínguez y Ramírez con el propósito de organizar una columna para
venir sobre Madrid. El mismo día 19 el general Castelló ̶ recién
nombrado ministro de la Guerra ̶ , pidió al coronel que formase una
columna bajo su mando y saliera a combatir al general Mola que se decía
venía del Norte con 40.000 hombres. El coronel Tulio López arguyó que
tenía muy poca tropa, la mayoría reclutas recién incorporados y a los
cuales acababan de inyectar contra el tifus y, una Compañía en Retamares
[19]
y que precisamente por esa escasez no había podido mandar la guardia a
Palacio como les correspondía. No obstante, los capitanes Jorreto,
Romero Torres y Bermúdez de Castro declararon haber recibido órdenes en
este sentido, del coronel por medio del comandante Sr. Noé (que era
quien mandaba el batallón), y que por ello se formó dos compañías, las
armó y municionó, pero que no pudieron salir porque no llegaron los
anunciados camiones para el traslado
[20].
Mientras
tanto, sobrevuelan aviones sobre el cuartel y se montan ametralladoras y
dispositivos antiaéreos en previsión de un ataque; llegan noticias de
la actitud dudosa y vacilante de los cuarteles del Pacífico. En esta
situación, el coronel Ángel Cuadrado del Regimiento de Carros de Combate
se negó terminantemente al requerimiento del coronel del Wad Ras a
apoyarle, conminándole a que hiciera igual que él, esto es, apoyar la
República. Al tiempo se intensifica el fuego de fusilería contra la
tropa acuartelada, produciéndose la primera baja, un soldado muerto en
una azotea de una casa frontera. Arreciaba el fuego de todas partes;
pasaban coches a toda velocidad disparando sus ocupantes contra el
cuartel a los cuales se contestaba por lo que se recogieron unos siete u
ocho muertos que fueron introducidos en él. Quienes estaban de
vigilancia en las ventanas altas anunciaron que había cañoneo por la
parte de Getafe y Campamento llegando, a poco, noticias de que Getafe y
Cuatro Vientos habían caído y también el cuartel de la Montaña.
Aparece inmediatamente, procedente de allí y del Parque de Artillería.de Pacífico
[21],
una turbamulta de milicianos y de mujerzuelas que, como en las jornadas
de la Revolución en Francia, se precipitaban como buitres a la carroña
hambrientos de sangre y de botín, decían que con el fin de combatir el
alzamiento. Se apiñaron ante el santuario gritando contra la Iglesia y
la religión, subieron al campanil y dispararon contra el cuartel de Wad
Ras, situado casi enfrente, con tal avalancha e ímpetu que los soldados
tuvieron que ser provistos de cascos de acero. Desde el edificio en
construcción de la División baten de flanco todos los patios. Aumenta el
fuego hasta por la parte trasera, desde el Retiro, que en esa zona es
como una montaña, un cerrillo, que domina el cuartel y donde se
establecieron hasta cuatro escuadrones de Asalto, teniendo que emplazar
una ametralladora en la ventana del pabellón del músico mayor logrando
así detener a los escuadrones, combatiendo uno de ellos, por lo menos,
pie a tierra. Las milicias aseguraron que eran los frailes quienes
disparaban contra las fuerzas de la República, con cuya excusa se
consumó el asalto a la Basílica y su saqueo lo que fue confirmado por
declaración de Manuel Orellana Tolivia
[22]
quien asumió su intervención en los hechos y en el asesinato de uno de
los padres dominicos en las proximidades y también en el de unas treinta
personas más, entre ellas dos hermanos sacerdotes D. Gregorio y D.
Enrique Herreros García, que tenían su domicilio en el mismo edifico que
el declarante. Participó también en los de Eliseo Gayón y su hijo José,
a todos los cuales después de tenerlos detenidos en el Radio 2 del
Partido Comunista los asesinaban en el Alto del Arenal, una zona del
Puente de Vallecas.
Así las cosas, según declaración del entonces
capitán Ayudante Mayor del coronel del Regimiento de Infantería Wad Ras
nº 1, D. Rafael Maceres Maya, el teniente coronel Perol, izquierdista y
cree que masón, fue el que abrió la puerta del cuartel a las milicias
las cuales, como era de prever, se dedicaron al saqueo y pillaje, no
solo de armas y municiones, sino de instrumentos técnicos de física y de
precisión solo utilizable por personas técnicas y también violentando
las valijas de los soldados y cosas personales de los pabellones en que
se alojaban con las familias. No fue reprimido este pillaje por
ordenarlo así los jefes.
[23]
Se
reciben por teléfono requerimientos de rendición de la Dirección
General de Seguridad primero y del Jefe de los guardias de Asalto del
Cuartel de Abtao, Torres, al tiempo que el comandante de Carabineros Sr.
Muñoz Vizcaíno llega con la misma embajada. Los milicianos atacan el
cuartel con tal furia que el propio comandante, para poder entrar al
cuartel, cercado por el fuego, tiene que emplearse a fondo. Entra y da
cuenta al coronel de la total rendición de los cuarteles que se habían
sublevado y le emplaza en una hora; manifestando, según declararía
posteriormente el capitán Jorreto, que
“el Regimiento no sería considerado como faccioso porque no había
realizado ningún acto en este sentido”. El coronel reúne a la oficialidad y da cuenta de la situación. El comandante mayor Sr. Marzal dice :
”Hemos jugado y hemos perdido, de caballeros es pagar”. Todos lo aceptan en atención a las familias que viven en los pabellones. Fueron avisados los jefes y algunos oficiales
[24]
que subieran al salón de actos donde se les pidió las armas y les
dijeron que quedaban en libertad, pero cuando se disponían a marcharse
les ordenaron que permanecieran allí hasta nueva orden quedando bajo la
custodia de la Guardia Civil y de Asalto hasta ser conducidos a la
Cárcel Modelo. También sacaron a algunas familias de las viviendas de
los militares como ocurrió con la del capitán Jorreto. Una vez sucedidos
estos hechos se hizo cargo del mando del Regimiento el comandante Noé.
Sin
tener en cuenta que la orden de acuartelamiento llegó de su superior y
amigo (Miaja) que el coronel D. Tulio López a pesar de disponer de pocos
soldados, cumplió la orden de armarlos para salir al frente (orden que
si no se hizo efectiva fue porque no llegaron los anunciados camiones
para el transporte); a pesar de que sólo dispuso, como era su
obligación, que se defendieran de las agresiones que sufría el cuartel
pero no reprimió a las turbas en el saqueo y pillaje, ni se enfrentó al
ejército de la República, el Juez del Tribunal Supremo Francisco Elola
y Díaz Varela, les procesó por el
delito de rebelión militar
dentro de la República Española con el resultado de 5 personas
condenadas a muerte y otros muchos a reclusión perpetua ̶ los cuales
fueron asesinados poco después en varias
“sacas” de las
cárceles ̶ , constando en las distintas declaraciones el nexo común,
aparte del militar, de estar en contra de la permisividad con que la
República toleraba el caos y la destrucción dominante.
En el
cuadro adjunto figuran los miembros del Regimiento nº 1 que fueron
asesinados, aunque de algunos no se sepa lugar ni fecha.
NOMBRE
|
APELLIDOS
|
CARGO
|
CONDENA
|
CÁRCEL
| ASESINADO EN LA SACA DE |
TULIO | LÓPEZ RUIZ | CORONEL | A muerte | | 19/09/1936 |
| MARZAL | COMANDANTE | | San Antón | Noviembre |
RAFAEL | MACERES MAYA | CAPITÁN | Reclusión perpetua | San Antón | |
JOSÉ | JORRETO RELIMPIO | CAPITÁN | A muerte | | 19/09/1936 |
ÁNGEL | MORENO TORRES | CAPITÁN | A muerte | | 19/09/1936 |
PEDRO | LOZANO LÓPEZ | CAPITÁN | Reclusión perpetua | | |
AGUSTÍN | MARÍN BARRANCO | CAPITÁN de CORBETA | | Cerro de Ángeles | 31/07/1936 |
| LECHUGA | CAPITÁN | | San Antón | Noviembre |
ARTURO | BERMÚDEZ de CASTROBLANCO | CAPITÁN | | Cárcel Modelo | 22/08/1936 |
FRANCISCO | CASTRO LORENZO | TENIENTE | Reclusión perpetua | Modelo | 07/11/1936 |
JOSÉ LUIS de | BLAS ARANTEGUI | TENIENTE | Reclusión perpetua | Modelo | 05/11/1936 con 14 más |
GUMERSINDO | TORIBIO MONJE | TENIENTE | Reclusión perpetua | | |
JOSÉ | PEÑA RUIZ | TENIENTE | Reclusión perpetua | | |
JOSÉ | MOLINA PÉREZ | TENIENTE | Reclusión perpetua | | |
MANUEL | ÁLVAREZFERNÁNDEZ VILLAMIL | TENIENTE | Reclusión perpetua | | |
JOSÉ LUIS | VEGA GARCÍA | TENIENTE [25] | | | |
ALFONSO | VILLÉN ROLDÁN | TENIENTE | A muerte | | 19/09/1936 |
PÍO | MARTÍNEZ MARTÍNEZ | ALFÉREZ | A muerte | | 19/09/1936 |
CRUZ | BERROCAL SALAICES | ALFÉREZ | Reclusión perpetua | Modelo | 07/11/1936 |
JACINTO | GUZMÁN QUINTANA | ALFÉREZ | Reclusión perpetua | | |
RAFAEL | NARANJO GUTIÉRREZ | ALFÉREZ | Reclusión perpetua | | |
FAUSTINO | CUERPO SEGADOR | ALFÉREZ | Reclusión perpetua | | |
PABLO | BERROCAL SALAICES | ALFÉREZ | Reclusión perpetua | Modelo | 07/11/1936 |
EUSEBIO | PÉREZ CHAMORRO | ALFÉREZ | Reclusión perpetua | | |
JOSÉ | SENA HERNANI | SARGENTO | | | |
JUAN | CARRIÓN | SARGENTO | | | |
AGUSTÍN | JUAN VILAR | SARGENTO | | | |
LUIS | PÉREZ PÉREZ | CABO | | | |
LUIS | DÍAZ DE ARCAUTE GIMÉNEZ | CABO Voluntario | | Cuartel Mª Cristina | Vicálvaro07/11/1936 |
| | | | | | |
DELFÍN | GALERA PÉREZ | Soldado | | Cuartel Mª Cristina | Desaparecido | |
VICENTE | FERNÁNDEZ FITO | Soldado | | Cuartel Mª Cristina | 17/08/1936 | |
NORBERTO de | DIEGO MINGO | Soldado | | Cuartel Mª Cristina | 10/11/1936 colonia Retiro | |
JESÚS | RECIO GARCÍA | Soldado | | | | |
FRANCISCO | ADÁN SÁNCHEZ | Soldado | | | | |
VICENTE | MOYA PARRO | Músico | | | [26] | |
| | | | | | | |
Además
de los militares mencionados que no fueron muertos en acto de servicio
sino asesinados, como consecuencia de la refriega, a las doce del
mediodía, la Basílica estaba ardiendo. Se perdieron todas las obras de
arte que la piedad de las gentes movidas por los milagros o en acción de
gracias por los beneficios obtenidos por su mediación, hizo que
empezaran a regalar a la imagen de la Virgen: joyas, adornos, vestidos y
mantos. De estos últimos tuvo una gran colección muy valiosa; regalos
todos ellos de las reinas de España que tomaron por costumbre piadosa
donar a la Virgen sus galas de novia. Hoy todavía se conserva, al
parecer, el manto de terciopelo rojo y armiño, cuajado de castillos y
leones bordados en oro, regalo de Isabel II, que luce la imagen en las
grandes solemnidades. La imagen de la Virgen que tuvo que refugiarse,
esconderse, huir de su casa, pudo salvarse gracias al amparo de una
familia de feligreses valientes que supo protegerla de las furias
iconoclastas. El Santo Niño se perdió en el incendio
[27]
y los dominicos fueron expulsados del convento y perseguidos. Algunos
que no pudieron alejarse de la zona de la Basílica, fueron asesinados en
las proximidades, en plena calle. He aquí la relación de mártires
dominicos de Atocha:
LUIS FURONES FURONES (ARENAS)
Nació en Abraveses de Tera, (Zamora). En Salamanca concluyó sus
estudios de teología. Misionero en distintas naciones de Centroamérica,
regresó a España en 1935 con la idea de volver allá, pero en julio del
mismo año lo eligieron prior del convento de Atocha y tuvo que quedarse;
siendo un superior prudente, compasivo y afable. Cuando el 20 de julio
las turbas asaltaron el convento había dejado a los religiosos en
libertad para que tomaran la resolución que mejor les pareciera en
aquellos momentos críticos. Los disparos realizados desde la torre de la
basílica de Atocha, ajenos por completo al convento, enardeció a las
masas contra los religiosos que, prudentemente, decidieron marcharse. Al
salir fueron insultados y amenazados de muerte y así, al pasar por la
cercana calle de Granada hirieron gravemente al P. José Tascón y
asesinaron a Fr. Jacinto García. El P. Luis Furones fue gravemente
herido y quedó en plena calle donde permaneció unas seis horas, hasta
que murió, sin que le fueran prestados los auxilios que reclamó
insistentemente tras una larga agonía entre insultos y mofas. Tenía 44
años.
ISABELINO CARMONA FERNÁNDEZ
Nació
en Pajares de Laguna (Salamanca); hizo la teología en Salamanca donde
fue uno de los fundadores en el estudiantado de la academia
“Francisco de Vitoria”.
Su primera y única asignación fue el convento de Atocha de Madrid en el
que realizó una gran labor como director de la juventud de Acción
Católica, que hizo pasar de un centenar, y por el gran empeño en su
formación espiritual y litúrgica. Al ser asaltado el convento lo
condujeron con el resto de religiosos al cuartelillo de Abtao y a los
calabozos de la Dirección General de Seguridad. De allí lo trasladaron a
la cárcel Modelo donde estuvo en la celda con otros tres dominicos del
convento del Olivar, plenamente conformes con la voluntad de Dios. El 7
de noviembre de 1936 lo sacaron de la cárcel para ejecutarlo en
Paracuellos del Jarama (Madrid). Tenía 28 años.
JOSÉ LÓPEZ TASCÓN
Nació
en Aviados (León) estudió filosofía, teología y literatura en la
Universidad Central de Madrid; publicó artículos en revistas
científico-literarias; en la década de 1920 y enseñó en los colegios de
Oviedo y Vergara (Guipúzcoa). Hacia 1930 lo asignaron a Madrid, convento
de Atocha. Tras el asalto al convento, en la inmediata calle de
Granada, lo hirieron gravemente en la región epigástrica con salida de
bala por la región lumbar; sus palabras fueron éstas: “Dios os perdone
como yo os perdono”. Herido y sangrando, acompañó al resto de religiosos
que condujeron al cuartelillo de Abtao y a la Dirección General de
Seguridad para encerrarlos en el calabozo; allí se desangraba y perdía
el conocimiento hasta que, personal de la Cruz Roja, lo condujo al día
siguiente, 21 de julio, a un hospital, situado en la calle Navas de
Tolosa, donde dio muestras de resignación y aceptación del sufrimiento.
Lo atendió una dominica de la Anunciata, hermana Dolores Robinat, y le
administró los sacramentos el P. Nicanor Menéndez, O.P. Murió, a los 40
años de edad, el 25 de julio de 1936 ofreciendo su vida por Dios, por la
paz en España y la conversión de sus perseguidores, y rezando
repetidamente la
Salve y la antífona
O, spem miram, a Santo Domingo.
JACINTO GARCÍA RIESCO
Nació
en Calvillas, Somiedo (Asturias). Fue misionero en Perú acompañando al
gran misionero P. Gerardo Fernández, hasta que debilitado por una
enfermedad, tuvo que regresar a España. En 1933 se hallaba en San
Esteban de Salamanca, después lo destinaron al convento de Atocha, en
Madrid; donde lo recordaban recogido y silencioso en su ambiente
sobrenatural y en constante presencia de Dios. Caritativo con los
pobres, buenísimo y agradable, su quehacer estaba en la portería y
cocina. El 20 de julio de 1936, en el asalto al convento, el Siervo de
Dios fue detenido y ultrajado y, junto con el prior P. Luis Furones,
martirizado en la calle de Granada cerca del convento. Murió a los 42
años perdonando a sus ejecutores.
FÉLIX ALONSO MUÑIZ
Nació
en Oseja de Sajambre (León). Estudió teología y música. Estuvo en los
colegios de Vergara (Guipúzcoa), Oviedo y, finalmente, en el convento de
Atocha. Apreciado por su rectitud para con los alumnos; tuvo especial
inclinación por los estudios sociales. En Madrid se especializó en
filosofía para poder fundamentar mejor su apostolado social. Pretendía
armonizar, como su admirado amigo el P. José Gafo, también mártir, las
soluciones de los problemas sociales con los religiosos. Desempeñó el
oficio de organista. En el convento de Atocha fue consiliario de Acción
Católica, gran orador, bondadoso y entregado a atraer a la clase obrera.
Expulsado del cuartel, el 18 de agosto de 1936 se entregó a la
Dirección General de Seguridad confiando en la protección que le darían,
pero allí lo aprisionaron y llevaron a la cárcel de Porlier, donde
mantuvo gran entereza de ánimo. De manera discreta pudo dar la sagrada
comunión a algún compañero de prisión, rezaba con ellos y les leía algún
libro piadoso que pudo retener consigo. Su estado de ánimo infundía
aliento a los demás. Parece que lo incluyeron en la lista de los “
puestos en libertad” por haber asistido y dado la absolución a un prisionero herido mortalmente, lo que puso de manifiesto
su gran culpa de ser sacerdote. Fue martirizado en Paracuellos de Jarama el 24 de noviembre de 1936, a los 40 años de edad.
Estos cinco dominicos martirizados
in odium fideien
la terrible persecución de 1936 fueron beatificados el 28 de octubre de
2007. De la basílica solo quedaron sus sólidos cimientos. En ellos se
acondicionó un salón para las celebraciones litúrgicas, recordando a los
primeros cristianos en las catacumbas. Pero no importaba, la Santísima
Virgen de Atocha volvía a presidir la asamblea de fieles desde su trono.
En la Navidad de 1951 fue reinaugurada la nueva Basílica.
Desde
hace años venimos padeciendo las exigencias de las izquierdas por las
pérdidas sufridas en su patrimonio y en las vidas de sus
correligionarios culpando exclusivamente de todo ello, al vencedor de la
guerra fratricida y nunca al que puso las condiciones para el
desencadenamiento de la misma. Es necesario por ello, aclarar que:
En
ningún momento, ni en publicaciones periódicas o no, entrevistas,
tertulias de radio o televisión, etc. hacen mención a la situación
caótica a que las izquierdas habían conducido a España, más bien al
contrario, hablan como si entonces se viviera en una situación idílica
que fue perturbada por la acción de unos militares golpistas ebrios de
poder que se negaban a admitir la “democrática” República.
Han
venido reclamando insistentemente la búsqueda de los restos de sus
partidarios, sin preocuparse de los muertos que ellos causaron
asesinando a religiosos, seglares, mujeres ̶ hasta embarazadas ̶ y
niños, a veces con la mayor crueldad, por ejemplo a los que tiraban,
atadas las manos a la espalda, por precipicios y puentes a los ríos o
por escolleras al mar. Tampoco se hacen la reflexión de cuántos de
aquéllos ajusticiados estuvieron implicados en estas muertes o en
cualquiera de las de miles que sucumbieron bajo sus manos por el simple
delito de no ser personas afines.
En cuanto a la devolución de sus
bienes patrimoniales, a pesar de que no podían ser muy cuantiosos por
el poco tiempo que estos partidos y sindicatos llevaban creados, fueron
generosísimamente compensados, mientras que las izquierdas han
considerado normal el destrozo que causaron en palacios, ermitas,
monasterios, santuarios, basílicas… con todo el magnífico y artístico
contenido y que sin respeto a los valores religiosos artísticos,
culturales y sociales que representaban, en ningún momento se han
considerado obligados a compensar por ello.
Esto es Verdadera
Memoria Histórica. Lo contamos con la esperanza de que el conocimiento
de sufrimientos pasados sirva para evitar padecimientos futuros.
[1]
La Real Basílica de Atocha estuvo por espacio de 10 años, desde 1878 al
1888, como sede de la Parroquia de Nuestra Señora de las Angustias.
Como dato de interés podernos consignar que, en 1883 fue bautizado en
ella el gran filósofo madrileño D. José Ortega y Gasset.
[2] Nigra sum sed formosa, «Negra soy, pero hermosa»- canto inmortalizado por tantos artistas-: Homenaje a la
Virgen María
mediadora que facilita al hombre el morir y resucitar mediante la luz y
el conocimiento para así acercarle a Dios. A lo largo de la historia,
se han atribuido interpretaciones católicas, cristianas y cabalísticas a
estas palabras del Cantar de los Cantares que la Edad Media aplicó a la
Virgen negra.
[3] La primera lo fue en San Francisco el Grande.
[4]
Esta leyenda resultaba tan atractiva para los españoles, deseosos de
atribuir antiguos orígenes a las principales imágenes de culto, que lo
mismo se decía de la Virgen del Pilar o de la de Guadalupe.
[5] Lope de Vega,
Obras selectas, III, pp. 328-329 y 338.
[6]
Construido en 1895, entre el Paseo de Reina Cristina, ̶ en el tiempo
Pº. de Ramón y Cajal ̶ , y las calles Gutenberg, Andrés Torrejón y la
actual Poeta Esteban Villegas. Fue construido con una moderna concepción
de ocho pabellones aislados para tropa. Tenían dos plantas; en la
primera estaban las salas de uso común y en la segunda los dormitorios.
Además contaba con un edificio en la fachada principal de cuatro plantas
destinado a servicios generales.
[7] Causa General 1534 Expte 66, imagen 6/35: Manuel Orellana Tolivia afiliado a la UGT y luego comunista.
[8] Causa General 1517 Exp 8-43/372
[9] Declaración del comandante de Infantería entonces capitán, don Rafael Maceres en Causa General 1517 Exp 8-12/372.
[13]
Tomás Medina Rincón, albañil, socialista, manifiesta en la Causa
General que recibió aviso telefónico y órdenes de ir por armamento al
cuartel con autorización del Centro Socialista Hospital de Inclusa.
[14] Luis E. Togores :
“Yagüe” “El general falangista de Franco”
[15] La toma de las azoteas de las casas próximas, era medida que estaba incluida en el plan general de defensa del cuartel
[16] Causa General 1517 Exp 8-6 y 10/372 Declaraciones de los Comandantes Uhagón Ceballos y Villalobos
[17] Causa General 1517 exp 2-28. Sobre el Parque de Artillería nº 1 del Cuartel del Pacífico
[18]
Declaración de D Francisco Alcover y García del Arenal, comandante de
artillería por los sucesos ocurridos. Expediente sobre el Parque de
Artillería nº 1 del Cuartel del Pacífico.
[19]...”Los
polvorines de Retamares y sus acuartelamientos en 1936 eran una
posición clave, ya que abastecía de explosivos, municiones de
artillería, de ametralladora y de fusil a las tropas situadas en Madrid y
sus cantones. La guarnición con la que contaban los polvorines en el
mes de julio era de cien hombres pertenecientes al Regimiento de
Infantería nº 1, y sus depósitos, en vísperas de la sublevación, estaban
saturados de material. Al mando del Regimiento de Infantería nº 1, se
encontraba el coronel Tulio López, amigo personal del general Miaja:
MAXIMIANO GARCÍA VENERO,
“Madrid julio 1936”.
[20] Causa General 1517 Exp 8.46/372
[21]
Según su propia declaración, Manuel Orellana Tolivia formó grupo con el
capitán Benito asaltando el Parque de Artillería y, apoderándose de las
armas que en él había, se repartieron entre los milicianos que allí
acudieron y que a continuación asaltaron el cuartel de Mª Cristina.
Causa General 1534 Expte 66, imagen 6/35.
[22] Causa General 1534 Expte 66, imagen 6/35
[23] Causa General 1517 Exp 8-49/372
[24]
En declaración del alférez Jacinto Guzmán Quintana manifiesta su
incomprensión porque se seleccionaran a unos oficiales cuando todos
hicieron lo mismo: cumplir órdenes.
[25]
Quizás por el maltrato recibido, se volvió loco y se suicidó.
Declaración del Comandante de Infantería, D. Rafael Maceres Maya, Causa
General 1517 expte 8.12
[26]
Las condenas a muerte fueron ejecutadas en breve plazo. Las de
reclusión perpetua en muchos casos fueron suplidas por las habituales
“sacas”.
[27]
Concluida la guerra, un día apareció un cuadro con la representación
del Santo Niño de Atocha en un confesonario. Los religiosos decidieron
encargar de nuevo la escultura basándose en él.
Valentina Orte