jueves, 21 de marzo de 2013

EDUARDO MONTES: La familia Galileo

Iniciamos la publicación de una serie de testimonios históricos concreto que demuestran hasta qué punto es falsa y mentirosa la afirmación de que la Religión y la Ciencia son incompatibles, de que no puede progresar la Ciencia si antes no disminuye el influjo de la Religión 

Y los ejemplos concretos –como verán nuestros lectores- son abundantísimos. Por eso no pretendemos agotar la materia sino sólo presentaros algunos de los casos más instructivos para liberarnos de la mentira antes citada y ayudarnos a vivir en la acción de gracias a Dios por habernos hecho hijos de la Iglesia en cuyo seno vivieron y murieron todos estos grandes científicos.



La presunta oposición entre Catolicismo y progreso científico es una completa falsedad. Pero falsedad que, como en otros casos, ha sido un éxito de propaganda y se ha introducido en las mentes de la mayoría de sus destinatarios. Para estas victimas inconscientes de una propaganda engañosa el progreso científico se ha tropezado siempre con la oposición de los eclesiásticos y ha tenido que abrirse paso soportando siempre la persecución que contra él desencadenó la persecución fanática de la máquina inquisitorial.

Sólo la ignorancia en el mejor de los casos y la mala fe en el peor puede explicar que semejante mentalidad se mantenga en pie sin importarle al parecer demasiado hechos como que Antoine Laurent Lavoisier (1743-1794) el fundador de la moderna química fuera condenado a muerte y guillotinado no precisamente por la inquisición sino por un “tribunal” de la Francia revolucionaria y que la incomprensión que rodeó toda su vida y algunos años después de su muerte los trabajos del fundador de la Genética Gregorio Mendel (1822-1884), que además era religioso agustino, no procedieran de inquisición alguna sino de científicos contemporáneos suyos.

Hoy nos ocupamos del caso de Galileo Galilei (1564-1642) considerado por Wikipedia como “el mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental”. Y sí que es el “mejor caso” pero no de conflicto alguno sino de una falsedad en la que creen no pocos católicos hasta el punto de que no sabiendo qué hacer con su Historia –por estar compuesta de hechos tan “vergonzosos” como éste- acaban no sabiendo qué hacer con su Fe.

Por los límites que hemos fijado a estos artículos nos limitamos a unas observaciones del P.Jorge Loring y del periodista italiano Mauro Faverzani, que recoge lo publicado sobre el astrónomo por el cotidiano alemán Die Welt el 3 de noviembre del presente año. Concluiremos con aquella parte de la ajetreada vida del científico de Pisa a la que hacemos alusión en el título de este modesto trabajo.
“…la Iglesia , en aquel momento, juzgó a Galileo como los mejores astrónomos de su tiempo. Todos los que estudian los argumentos de Galileo afirman que él no probaba su hipótesis. Por eso no convenció a Tycho Brahe (1546-1601) contemporáneo suyo que siguió siendo geocentrista como Tolomeo (c. 100 – c.170)…Galileo fue condenado por su insistencia en interpretar la Escritura. La Iglesia le dijo que se limitara a presentar sus ideas como una hipótesis científica y no quiso hacer caso”[1]
“Vale la pena recordar en qué consistió la “condena”. Nada de cárcel y, por tanto, nada de tortura o aislamiento o censura alguna hasta el punto que la considerada su obra maestra –Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias- fue publicada cinco años después de la sentencia. Solamente el rezo de los siete salmos penitenciales cada semana a lo largo de tres años, obligación que el imputado delegó, con aprobación eclesiástica, en su hija monja, Sor María Celeste”[2]
Concluyamos con lo que justifica el título del presente artículo.

Galileo Galilei tuvo tres hijos de los que dos fueron monjas clarisas en el mismo monasterio con los nombres de Sor Arcángela y Sor María Celeste y un hijo llamado Vincenzo. El dato de las dos hijas monjas tiene un valor relativo en cuanto que el astrónomo, cuya vida personal no fue precisamente modélica, no se casó con Marina Gamba que era la madre de las tres criaturas y al ser esta ilegítimas no era fácil para ellas el acceso al matrimonio. Distinto es el caso de Vincenzo Galilei que sí fue legitimado y se casó con Setillia Bocchineri y uno de cuyos hijos, nieto por tanto del astrónomo, sería el padre Cosme Galilei religioso paul y fundador de la casa de su Congregación en Nápoles en 1668.

Vincenzo tuvo otros hijos además del citado Cosme. Uno de ellos Carlo Galilei se casó con Alessandra Pancetti de la que tuvo tres hijos Setillia, Vincenzo y Polissena. Y aquí hay otro dato seguro con el que concluimos nuestra enumeración sobre la descendencia religiosa del “mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental[3]. Vincenzo Galilei se casó con Rosa Perosio de la que tuvo dos hijos uno de los cuales Carlo Galilei fue religioso servita[4]

Eduardo Montes Esteire

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[1] Jorge Loring, PARA SALVARTE, Madrid 1998, 194.
[2]  Mauro Faverzani, artículo citado.
[3] Wikipedia, artículo dedicado a GALILEO GALILEI.
[4] Para ampliar información: Missionari Vincenziani.  Via Vergini, 51.   80137 NAPOLI.   Tel.  081454811.  Fax 081445843.   stefano.angiuli@vincenziani.it 

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