martes, 28 de enero de 2014

MOISÉS DOMÍNGUEZ NÚÑEZ: Raymond Lacoste, Albert Thierry y Charles D´Ydewalle. Un viaje a la “Brecha de la muerte” en Badajoz: 19-agosto-1936

Hoy nos vamos a parar a descubrir el apasionante viaje que hicieron tres periodistas por tierras de Extremadura y particularmente a la ciudad de Badajoz en agosto de 1936.

Para ello hemos tenido que consultar las  Hemerotecas de las Bibliotecas Nacionales de Francia, Bélgica y Reino Unido. Ha sido una labor complicada pero creo que ha valido la pena. La consulta de las fuentes primarias es esencial en este tipo de trabajos pues era imprescindible confrontar lo que cada uno vio y escribió de ese viaje por separado.

Los tres tienen un común denominador ya que eran periodistas adscritos a periódicos con una clara línea editorial favorable a los alzados. Quien mejor relató ese viaje fue Raymond Lacoste y en sus crónicas basaremos nuestro trabajo.

El parisino Raymond Lacoste trabajaba para varios periódicos: London Observer ,London Tablet , Daily Telegraph y Echo de Paris. Posteriormente a la Guerra Civil trabajaría para la Agencia Havas. Albert Thierry era el corresponsal desplazado a España por el diario La Liberté y la revista Actual-Cinema y también trabajaría para el Paris Soir durante la II Guerra Mundial. Por ultimo, Charles D´Ydewalle cubría la Guerra Civil para La Nation Belge. Como dato anecdótico apuntamos que D´Ydewalle, aunque era un rexista convencido, sería arrestado en España en el año 1941 cuando se dirigía a Lisboa para unirse a la resistencia Belga contra los nazis .Estuvo internado en la Cárcel Modelo de Barcelona y en el Campo de trabajo de Miranda de Ebro.
La "Brecha de la muerte" en la época de los sucesos
La "Brecha de la muerte" en la época de los sucesos

Inicio del viaje


El 4 de Agosto de 1936 llega a Hendaya Raymond Lacoste. El 6 de Agosto penetró en territorio español por el paso de  Dancharinea, no muy lejos de San Juan de Luz. Entró acompañado de dos jóvenes voluntarios, uno era un Diputado monárquico a Cortes y el otro el hijo de una famosa familia catalana (quizás se trate del noble José Luis de Vilallonga). Tan pronto como pusieron el pie en suelo español se dirigieron en coche hacia Pamplona. Allí comprendió que estaba presente ante “Una nueva cruzada contra las influencias destructivas de Moscú”. En todos los balcones lucían las banderas rojigualda, la falangista y la de los requetés con la cruz de San Andrés. En la capital navarra, el Carlismo impregnaba todo el ambiente. Esa noche cenó en la Fonda de las Nueve Hermanas y, una vez dada cuenta de la cena, salió inmediatamente hacia Burgos.

Pasó por Vitoria, Miranda de Ebro y entró en Burgos detrás del coche del general Miguel Cabanellas, presidente de la Junta de Defensa Nacional, que acababa de regresar del frente. Antes de acostarse, dio un paseo por los alrededores de la Catedral junto con el Comandante Sainz que en un perfecto francés le indicará: “Para los lideres rojos no habrá piedad. En cuanto a los hombres que están luchando valientemente contra nosotros no están tan lejos de nosotros como pudieran pensar, pues han sido engañados por una falsa propaganda .Yo lo prefiero, porque saben luchar y morir por un ideal aun erróneo. Hoy están unidos los carlistas, monárquicos y falangistas pero no para favorecer al capitalismo sino para construir una nueva, feliz y gran España tan pronto como el comunismo haya sido derrotado”. Curiosamente, el general Juan Yagüe pronunciaría en esta misma ciudad similares palabras el 19 de Abril de 1938 “Vengo a pedir perdón para los que sufren a tratar de sembrar amor y a restañar heridas.

Días más tarde, R.Lacoste entrevista al general Mola que le expresa: “Queremos reconstruir nuestro país sobre bases nuevas, con el fin de garantizar la armonía de todas las clases sociales, sin ese sentimiento de odio ,que es el veneno de la doctrina marxista …esencialmente queremos mejorar la posición social de los trabajadores y campesinos … no creemos en castas privilegiadas. Si así fuera ¿cómo podríamos haber atraído a un gran número de seguidores?

Lacoste pasa unos días en Burgos. Acompaña a las tropas del teniente coronel Pablo Cayuela que entran en Tolosa el día 11 de agosto de 1936. El 16 de Agosto viajará de Burgos a Salamanca con sus dos compañeros de profesión: Albert Thierry y Charles D´Ydewalle. Antes paran en  Valladolid. En la ciudad del Pisuerga, Lacoste hace una anotación muy interesante y acertada con respecto al Tercio: “La legión española, a diferencia de la francesa, está compuesta en un 85 % de españoles es resto son mayoritariamente sudamericanos, franceses, italianos o portugueses”.

Durante la noche del 16 de agosto viajan a Salamanca donde pernoctan. La mañana del 17 de agosto la dedica Monsieur Lacoste a entrevistar a Don Miguel de Unamuno, el Rector de la Universidad se despacha a gusto con el régimen  del Frente Popular: “Estamos ante una lucha entre la civilización y la anarquía. Madrid no representa realmente la Democracia … Es la anarquía en su forma más perversa, es un movimiento tremendo nacido de la vieja disputa entre Bakounine y Marx. El viejo nihilismo ruso no está muerto. Simplemente ha emigrado a España. ¿Cuántas veces vi en las paredes de los  pueblos tomadas al enemigo la estúpida inscripción: “¡Viva la Muerte! ,¡ Viva la dinamita!, ¡Viva la muerte en directo!. Azaña es un hombre perdido…”. Pocos días antes se  expresara con similares palabras con el corresponsal norteamericano H.R. Knickerbocker de la agencia INSS. Es importante anotar como el leitmotiv “¡Viva la Muerte! no fue un copyright  exclusivo del general Millán Astray durante la Guerra Civil.
Charles d'Ydewalle en 1937
Charles d'Ydewalle en 1937
 

A las 10 horas del día 18 de Agosto de 1936, desde Salamanca iniciaron un viaje relámpago por tierra de Extremadura. Se encuentran en el camino con un grupo de civiles militarizados que les exigen sus salvoconductos. La ceremonia es siempre la misma. Los hombres saludan brazo en alto, revisan la documentación y les despiden con un: ¡Con Dios! y un ¡Viva a España! El primer pueblo de importancia donde aterrizan es Plasencia donde quedan impresionados al contemplar la hermosa catedral renacentista. En la Plaza Mayor descansan durante media hora y se cobijan bajo los soportales de los más 40 grados que abrasan la plaza. Almuerzan con un buen vino de pitarra, chorizo y un pedazo de pan de la tierra. Los curiosos se arremolinan y un señor llamado Marco (natural de Argentat, Francia) se acerca y comenta, en un perfecto francés, con los periodistas los hechos que han ocurrido en el pueblo durante los días anteriores: los bombardeos de la aviación republicana que han causado 7 muertos y 20 heridos; cómo pusieron en fuga a los comunistas, como el farmacéutico, líder de la resistencia plasentina, está encerrado en la prisión (Se trata de Joaquín Rosado Álvarez de Sotomayor que sería  fusilado el día 19 de Agosto de 1936 en la finca El Almendral de Oliva de Plasencia ). Marco manifiesta a sus compatriotas sus anhelos de regresar a su país de nacimiento.

Dijeron adiós a la buena gente de Plasencia y encaminaron sus pasos hacia Cáceres. A la salida del pueblo, un avión sobrevoló el cielo. Por precaución pararon el coche hasta que el aeroplano se perdió por el horizonte. Hacia las siete de la tarde del 18 de Agosto llegaron a Cáceres. A la entrada de la ciudad se tropiezan con un Tabor de Regulares que llama la atención de los periodistas. Todas las fondas y casas para huéspedes habían sido requisadas por los oficiales de la II Bandera de la Legión y los voluntarios de Falange. Esa misma noche se esperaba la llegada a Cáceres del teniente coronel Yagüe, así que decidieron pasar la noche al raso, cerca del coche. Hicieron un breve recorrido por la hermosa ciudad visitando sus palacios y casas señoriales. Entraron en la casa del Marques de Torreades (sic) donde resaltaba un fresco patio con palmeras. El mayordomo les dijo que el dueño del palacete había sido fusilado en Madrid. Comprobaron cómo la población estaba libre de cualquier sensación de peligro aunque se oían el rugir de los cañones y los aviones de la “gloriosa” visitaban asiduamente la ciudad. Se tropezaron con unos veinte falangistas que cantaban el Cara al sol y gritaron a su paso ¡Arriba España! y vivas a España. Los hombres bebían anís en la Plaza Mayor junto a los cañones de 155 mm, las mujeres hablaban animadamente y los niños correteaban por la calle. D´Ydewalle y sus compañeros entran en el mejor restaurante de la ciudad donde deciden cenar y se enteran de las intenciones del general Yagüe de marchar sobre Guadalupe. Al alba del 19 de agosto marcharon a Mérida.

En la vieja Emerita Augusta, por fin, encontraron la verdadera guerra. Casas destrozadas por los bombardeos de la aviación republicana, muros acribillados a balazos, barricadas, soldados corriendo de aquí para allá para ocupar sus posiciones. En las ventanas colgaban aún las sábanas blancas y en las puertas todavía se podían leer inscripciones sorprendentes: “Aquí solo viven personas de orden”. La novena ciudad del imperio romano ha perdido su antiguo esplendor aun así en la entrada de la ciudad existe un pequeño templo dedicado al dios de la guerra (Se trata del hornito de la Basílica de Santa Eulalia) con una inscripción que es toda una declaración de intenciones: “MARTI SACRUM VETELLA PACELLI”.

Deciden proseguir el viaje hacia Badajoz: es la mañana del 19 de agosto. Sobre la ruta hay numerosos vehículos, en ambas cunetas, acribillados a balazos. La ciudad que sufrió los asedios durante las Guerras Napoleónicas ha repetido su cruel destino. Pasan por la Brecha de la Trinidad. En Badajoz se tropiezan con su suboficial de la Legión de origen francés que tiene un marcado acento de la región de Carcassonne. Él, no obstante, se declara español y les expresa que lleva siete años en la Legión y que estuvo en Verdún ( Se refiere a la batalla de la I Guerra Mundial). Él relata los últimos combates: “Palabra de hombre, cuando los milicianos nos ven venir, se cagan en los pantalones”. Este legionario está indignado con los cabecillas “rojos” pues engañaron a sus hombres al decirles que los legionarios eran sacerdotes disfrazados. El sargento de la Legión, irónicamente les preguntó a los periodistas: “¿Nosotros tenemos pinta de Sacerdotes?”, a la vez que agitaba con sus brazos tatuados una espada toledana arrebatada a un líder “comunista”.

Aquí nos detenemos un momento. Raymond Lacoste, que como hemos dicho escribió para varios periódicos, va a dar varias versiones de su turné por Badajoz. Expondremos todas para que el lector vea lo importante que es contrastar las fuentes primarias para alcanzar un resultado que se acerque a la realidad de lo acontecido.

El 30 de agosto de 1936, sale publicada en el Echo de París la siguiente noticia:
El asalto del otro día dejó 600 muertos. Cruzamos la brecha por donde lo hicieron las tropas del Coronel (sic) Yagüe y el Mayor (sic) Castejón, fortificaciones Vauban en forma de media luna que a pesar de los siglos se conservan magníficamente.
El espectáculo es impresionante, casas destrozadas, largas filas de coches carbonizados, sacos de arena que bloquean las calles y las fachadas de las casas con inscripciones victoriosas: ¡Viva España!,¡ Viva Cristo Rey! Escritas encimas de las que glorificaban el comunismo .El orden se restituye .El castigo tenía que ser despiadado. Los líderes comunistas huyeron “de forma valiente” a Portugal cerca de la ciudad”.
El 3 de octubre de 1936, el mismo autor escribe:
Decidimos visitar Badajoz, caído solo unas pocas horas antes (realmente fue tomada el 14/08/1936 cinco días antes que este corresponsal visitara la ciudad) cuatro  mil personas murieron durante el asedio (hay que anotar que la noticia de los 4000 muertos de Badajoz ya había sido propagada por el inefable periodista norteamericano Jay Allen). Cuando pasamos por la brecha abierta en las paredes por las tropas del comandante Castejón y el coronel Yagüe, la escena era impresionante. Algunos cadáveres todavía estaban esperando para ser enterrados (el 19/08/1936 no había cadáveres en ese sector de la ciudad) y tres docenas de casas fueran arrasadas (se refiere al Barrio de San Andrés) pero el centro de la ciudad se ha preservado bastante bien. En las paredes se leen nuevas inscripciones: ¡Viva España!,¡Viva Cristo Rey! encima de las que glorificaban el comunismo. El orden se ha restablecido. Todos los líderes comunistas habían huido “valientemente” a Portugal a solo cinco kilómetros de distancia”.
El 23 de agosto de 1936, Lacoste refleja este aspecto de la ciudad en el London Observer: “La carretera de Mérida a Badajoz, bajo un sol tórrido, está jalonada a ambos lados de camiones y coches carbonizados. Badajoz presenta un aspecto impresionante. Atravesamos una brecha enorme en la antigua muralla fortificada construida en el siglo XVIII al estilo Vauban que aun hoy se conserva”.

Como observamos los muertos aumentan exponencialmente. Así, en un artículo escribe 600 muertos, cifra en la que coinciden varios periodistas (Edmon Taylor y John Elliot entre muchos otros ) y en otro artículo escribe que han sido 4.000 los muertos. Donde no ve un solo muerto, después se despacha con que ve algunos cadáveres que aún no han recibido sepultura cerca de la Brecha de la Trinidad. Vemos que desde el 23 de agosto al 3 de octubre un periodista da dos versiones distintas de lo que ha visto en la ciudad de Badajoz: ¿Cuál creer? Desde luego la que escribió en el Echo de Paris se acerca a la verdad de lo acontecido en la ciudad. Quizás por llegar tarde a Badajoz quiso variar su primera versión para darle más dramatismo a un viaje ayuno de emociones fuertes. Por eso insistimos lo importante que es poner en contradicción las fuentes primarias.

Charles D´Ydewalle va un paso más allá y en un artículo publicado en La Nation Belga el 28 de agosto de 1936 expresa unas cifras a todas luces exageradas : “El último fin de semana hubo 11.000 muertos en Mérida y Badajoz. En Badajoz el 17 de Agosto fueron fusilados 1.018 comunistas que solo pudieron defenderse con fusiles”. Vemos que también confunde la fecha en que fue tomada la ciudad pues no fue el 17 sino el 14 de agosto. Cree, por error, que han llegado “pocas horas después de que la ciudad fuese tomada”.
La "Brecha de la muerte": 17-agosto-2013
La "Brecha de la muerte": 17-agosto-2013

Sus ultimos pasos por tierras de Extremadura


Tenían decido llegar a Sevilla la noche del 19 de agosto. A eso de las 18 horas salen de Badajoz. Como aún hay pueblos de la ruta de la nacional 630 en poder de los milicianos del Frente Popular desandan lo andado y regresan a Sevilla pasando por el puente romano de Mérida. Esa misma tarde ganan Almendralejo. Allí les expresan que los “rojos” han cometido atrocidades indescriptibles crucificando en un patio a los derechistas. También les comunican que un pequeño grupo de 250 comunistas procedentes de Rio Tinto acababa de cortar la carretera hacía unas pocas de horas, tratando de unirse a las fuerzas del Frente Popular establecidas en Castuera. Efectivamente sobre el 18 o 19 de agosto por Salvaleón (Badajoz) pasó una columna de mineros de Río Tinto que intentó matar a los presos políticos que estaban en la ermita. Este grupo de milicianos fueron los que hicieron las últimas matanzas de Burguillos. Mataron a Francisco Alba Moreno, Alférez de la Guardia Civil del Cuartel de Cumbres Mayores (pueblo de la sierra de Huelva), que estaba allí preso.

Después de una breve conversación los tres periodistas (Thierry, D´Ydewalle y Lacoste) decidieron probar suerte. No sin antes considerar la posibilidad de quedarse en Almendralejo pues portaban las cartas de presentación para el general Franco y si eran descubiertos por los milicianos con estos documentos comprometedores serían seguramente fusilados sobre la marcha. Al final, llegaron sin mayor problema a las afueras de El Ronquillo, ya en la provincia de Sevilla, donde tuvieron que parar en un puente que había sido volado por los “rojos”. Lacoste describe que: “un camión, se estrelló, estaba colgado en un enorme agujero .Se restauró con tablones improvisados”. Un Peón caminero les expresó que todos los ocupantes del camión habían muerto y que un viajero había sufrido una emboscada a pocos metros de allí. El desdichado murió de un disparo en la cabeza. La última parada antes de llegar a Sevilla fue en el Garrobo a unos veinte kilómetros de Sevilla. Tres cuartos de hora más tarde estaban en la capital andaluza cansados y muertos de sed pero satisfechos. Fueron los primeros periodistas en hacer un viaje en automóvil de Burgos a Sevilla sin tomar el camino portugués.

Posteriormente entrevistaron al general Queipo de Llano y recorrieron el frente Cordobés, pero eso ya es otra historia …

Fuentes consultadas 


La Nation Belge 21, 28 ,29 de agosto de 1936
Artículo publicado en La Liberte bajo el título “A travers L´Espagne Conquise de notre envoyé spécial Albert Thierry
London Observer 23 de Agosto de 1936
L´Echo de Paris 29, 30 de Agosto de 1936, 7 de Septiembre de 1936
The London Tablet de 19, 26 de Septiembre de 1936 y 3 de Octubre de 1936
Luis Arias GONZALEZ, Gonzalo de Aguilera Munro XI Conde de Alba de Yeltes (1886-1965), Vidas y radicalismo de un hidalgo Heterodoxo, Ediciones Universidad de Salamanca, Marzo de 2013.

Moisés Domínguez Núñez

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