miércoles, 20 de febrero de 2013

JULIO R. FERNÁNDEZ GARCÍA: Los bombardeos de Baena y Cabra en otoño de 1938

CABRA: C/Muñiz con escombros de casas destruidas por el bombardeo

Artículo de Julio R. Fernández García sobre los bombardeos de Baena y Cabra en otoño de 1938 publicado originalmente en la Revista Ares
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viernes, 15 de febrero de 2013

MOISÉS DOMÍNGUEZ NÚÑEZ: Juan Galán Bermejo: ejemplo de un "pater" de la Legión

Una historiografía tendenciosa y que se deja llevar por sus prejuicios más exaltados ha dado carta de naturaleza a las más disparatas elucubraciones sobre la figura del sacerdote Juan Galán Bermejo durante la Guerra Civil.

Por lo tanto era necesario realizar un estudio en profundidad que dejara en su verdadera dimensión lo que hizo o dejó de hacer este capellán castrense durante la Guerra Civil Española. En esa tarea nos hemos embarcado y creo que hemos llegado a buen puerto.




Una vida dedicada a los demás 


Según el propio sacerdote había nacido en Montánchez el día 24 de Junio de 1903, hijo de Andrés y Elvira. No obstante hemos hecho las consultas preceptivas y no aparece su inscripción en el Registro Civil de esta localidad cacereña, por lo que nos queda la duda sobre este dato.

Nacido en el seno de una familia humilde y de la que era el mayor de nueve hermanos (Ana, Lucia, José, Valentín, Emilia….), poco o nada sé de su infancia y adolescencia

Pronto escuchó la llamada de Dios pues con tan solo 20 años cursó estudios de Latín y Humanidades en el Seminario de Astorga (León) y asimismo realizó los estudios de 1º, 2º y 3º de Teología en la Facultad de Comillas (Santander) entre los años 1924 y 1927, y en 1928 el 4º curso de Teología en Astorga (León). Se ordenó sacerdote el 24 de Junio de 1928, oficiando su primera misa en la parroquia de Santiago de Cáceres el día 9 de julio de 1928, a las once de la mañana, ocupando la sagrada cátedra el padre Lorenzo López Cruz.

Ya el 15 de Julio de 1928 lo vemos como Coadjutor en la población pacense de Hornachos hasta el 4 de Agosto de 1929. En septiembre de 1928 ocupó el puesto de Ecónomo en la población de Corte de Peleas (Badajoz). Posteriormente pasa como Coadjutor a Santa María de Alburquerque. En 1934 lo encontramos en Zafra, donde vivía con sus nueve hermanos y su madre viuda. Allí trabajará como Coadjutor de la iglesia de la Candelaria, de la que era titular el P. Daniel Gómez Ordóñez.

En Septiembre de 1934 junto a un grupo de entusiastas jóvenes católicos segedanos constituyó la asociación de la Juventud Católica de Zafra, siendo su Consiliario hasta que en 1935 lo sustituye el reverendo P. Santiago Navarro, de los Misioneros del Corazón de María. De su actuación durante la contienda Civil daremos debida cuenta en las siguientes páginas.

Acabada la Guerra Civil se traslada a Madrid y tras su paso por el Cuerpo de Mutilados de Guerra, de la que fue Capellán, el 1 de Enero de 1942 se hace cargo de la parroquia de la barriada cacereña de la estación de Arroyo-Malpartida donde ejercía como Capellán, realizando el doble magisterio sacerdotal y cultural por encomienda de la RENFE. Amén de dar las comuniones sobresalió como maestro de los hijos de los empleados de RENFE junto a los profesores Jacinto Reveriego Alcántara y Justina Monroy Carbajo.

Este “simpático sacerdote” fue un personaje muy querido y respetado en esta localidad. Participó en múltiples actos religiosos como por ejemplo el 23 de Febrero de 1944 donde se realizó un solemne triduo en honor de la venerada patrona, la Inmaculada Concepción, “para impetrar del cielo la benéfica lluvia para nuestros campos”, terminó el acto con la procesión de la Inmaculada. El 10 de Noviembre de 1945 ,tributó, junto al Párroco y Coadjutor de Arroyomolinos, don Desiderio Casco y don Ángel Ruano, un cálido homenaje al ilustrísimo y reverendísimo señor Obispo de Coria, doctor Cavero y Tormo.

En 1958 pasó a la Diócesisde Coria-Cáceres y el 12 de Febrero de 1966 queda incardinado en la Diócesis de Badajoz y queda  adscrito a la Parroquia de la Asunción.

El 27 de Julio de 1960 nos encontramos a este capellán oficiando misa en el Campamento de la Magdalena celebrado en Santander. Allí aparece la figura de “un sacerdote que fue alférez provisional en la Cruzada y que lleva sobre el pecho de la sotana la misma estrellita que nosotros en la solapa. También lleva pasadores de condecoraciones y además tiene la medalla de sufrimientos por la patria y la Cruz (Roja) de primera Clase del Mérito Militar”.

Falleció en su domicilio en la Calle Júcar, nº 14 del populoso Barrio de Santa Engracia de Badajoz el 13/02/1973 a las cinco de la mañana debido a un colapso circulatorio . En el levantamiento del cadáver estuvo presente el doctor Alberto José Matallana García (colegiado nº 1266). Al día siguiente se celebró una solemne misa por el difunto sacerdote en la iglesia de Santa Engracia de la populosa Barriada de la U.V.A. (conocida en Badajoz como las Ochocientas). Actualmente sus restos descansan en el cementerio viejo de San Juan.

¿Un cura asesino y sádico? Veremos que no


Las barbaridades más fantasiosas se han escrito sobre Juan Galán Bermejo. El principal instigador, del agit-prop anticlerical contra este presbítero, fue Antonio Bahamonde quien dedicó un capítulo entero a Juan Galán Bermejo en su libelo: Un año con Queipo de Llano, publicado en 1938.
Entre otras lindezas pone en labios de Galán Bermejo, esta joya: "Aquí está esta pistola que ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios". En esta fuente tan solvente es en la que han bebido algunos literatos, historiadores e investigadores.

Antonio Bahamonde y Sánchez de Castro es un personaje que requiere de un estudio en profundidad y que excede los límites de este trabajo. Se permite escribir unas pseudo-memorias en las que hay una crítica constante de los militares y de la Iglesia, evidentemente callando que en la otra zona se está haciendo una represión terrorífica.

Él mismo dice que tenía una imprenta en la que editaba publicaciones. Le iba bien antes de la guerra, y gracias a su amistad con uno de los primeros sublevados de Sevilla, el capitán López Diéguez, se hace con el monopolio de las publicaciones de la División: fundamentalmente pasquines y panfletos con los que inundar el frente y la retaguardia enemiga. Además, suministra el material de oficina de la División. Cuando destierran aquel a Badajoz como Delegado gubernativo, el negocio se viene abajo y -¡oh! qué casualidad- es cuando le viene esa repentina conversión frente-populista. Pero no por esta circunstancia dejó de hacer negocios. Su libro-propaganda fue uno de los más vendidos durante la contienda en la zona republicana y tuvo una importante repercusión internacional. En Noviembre de 1938 lo vemos en Nueva York haciendo apología del Frente Popular y “Propaganda” contra los rebeldes. Así lo publicaba en primera página el periódico Mundo Obrero el 12 de Noviembre de 1938. Desde luego su compromiso con el Frente Popular fue más testimonial que presencial, pues no llegó a pisar la zona controlada por las milicias del Frente Popular. ¿Por qué? Lo podemos intuir. Se exilió en México, donde publicó México es así (1940) y a partir de ese año se le pierde la pista.

En la guerra de la propaganda todo vale y este exdelegado de propaganda de Queipo de Llano encontró en este cura la víctima propiciatoria para desahogar sus odios y rencores acumulados contra el bando vencedor de la Guerra Civil. Para Bahamonde el “sacerdote de Zafra", que por cierto no era natural de Zafra ni solamente sacerdote sino coadjutor de la iglesia de la Candelaria de esta localidad pacense, encajaba perfectamente en el perfil de cura sanguinario, trabucaire y pendenciero que necesitaba la propaganda frentepopulista. Para ello monta una fantástica leyenda en la que da cabida a toda clase de perversiones, trasformando un sacerdote triplemente herido durante la Guerra Civil, doblemente condecorado y que sobresalió por sus actos de caridad en un sádico asesino.

El escritor y periodista Peter Wyden, en su libro “La guerra apasionada" indica que el corresponsal de la Agencia Havas, Marcel Dany entrevisto a Galán Bermejo. Como en otras ocasiones, por ejemplo la entrevista que se inventó Whitaker con el Tte. Coronel Yagüe, ni expresa el lugar de la misma ni cuándo ni dónde salió publicada. En la supuesta entrevista se expresa del siguiente tenor:  “…todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá”.

En ninguno de los telegramas enviados por Marcel Dany entre el 15 y el 20 de agosto de 1936 a su agencia en Paris se indica que entrevistara a sacerdote alguno. Es más, tampoco encaja con la manera de trabajar de Marcel Dany, que empleaba frases cortas y generales, periodismo de Agencia, por lo que desconocemos de dónde sacó Peter Wyden esta información a todas luces falsa.

Otros historiadores e investigadores han continuado engordando esta leyenda negra y colgándole sanbenitos sin acudir a las fuentes primarias, dejándose llevar por sus sentimientos más radicalizados y usando para este fin única y exclusivamente la fuente bibliográfica. Por no extendernos más, solo apuntaremos alguna obra y sus nombres. Así podemos mencionar el estudio pseudo-científico, publicado en el nº 233 de la “prestigiosa” revista “HistóricaINTERVIU, llevado a cabo por José Luís Morales y Rotha Mackay, o  La Iglesia en España: 1975-2008 de Alfredo Grimaldos.

En contraposición con lo dicho quienes realmente tuvieron un trato directo, es decir mandos y tropa, tenían de él la mejor de las consideraciones, pues “cumplió con escrúpulo los deberes de su ministerio asistiendo a los heridos y animándoles constantemente “. Asimismo ayudaba a los legionarios analfabetos a redactar las cartas a la familia o las novias, y todos encontraron en él consuelo en los momentos de dificultad y un amigo en el que confiar. También sacaba tiempo para ayudar en los hospitales de campaña, confesar congregaciones, ayudar a las hermanitas de los pobres con los ancianos, bautizar, casar, enterrar, predicar y atender a la población civil de los pueblos que iban siendo tomados por la Columna Madrid.

En Noviembre de 1939 y en cumplimiento de las prescripciones dadas por la Sagrada Congregación Consistorial en el Decreto “Redeuntibus” de 25 de Octubre de 1918 sobre clérigos que vuelven de la milicia, con motivo de los problemas disciplinares, se cita a los capellanes que han participado en la Guerra Civil para dar debida cuenta de su actuación durante el conflicto. Uno de ellos será el Capellán Juan Galán Bermejo.

La respuesta que da Galán Bermejo no deja lugar a dudas sobre su actuación durante la Guerra Civil:

Durante el tiempo que he ejercido el cargo de Capellán del Ejercito NO ME HE VISTO PRECISADO NUNCA A HACER USO ALGUNO DE LAS ARMAS, teniendo certeza absoluta de no haber causado ni muerte ni heridas ni mutilación grave ni leve a nadie; habiendo ejercido a plena satisfacción de mi conciencia mi sagrada misión de recoger, curar, consolar y  absolver todos los caídos DE UNO Y OTRO LADO sin distinción de matices”.

Pero es que, fuera de la milicia, su recuerdo en la población no cuadra con la imagen que nos pintan los seguidores irredentistas de los “Girasoles Ciegos”. En la estación de Arroyo-Malpartida todos querían a Don Juan, como era conocido Galán Bermejo y entre ellos, en especial los niños. En este barrio cacereño nunca tuvieron queja de él; al contrario, pues preparó y formó, tanto espiritual como magistralmente, a los hijos de sus vecinos.

A lo largo de estas páginas desmontaremos una a una las calumnias vertidas contra este presbítero extremeño por algunos literatos, historiadores e investigadores de filiación sobradamente conocida, quienes dan pábulo a la leyenda del “Cura de Zafra” creada por Antonio Bahamonde.

Reportaje en la revista "Fotos"

Un capellan castrense y nada más


A primeras horas del día 7 de Agosto de 1936 las fuerzas del tercio entraban en Zafra. Los legionarios del Comandante Castejón no encuentran resistencia y los presos son liberados.

A partir de este momento nace y se desarrolla la Leyenda Negra del famoso “Cura de Zafra”. Bahamonde en su panfleto escribe: “conocía muy bien el pueblo y la canalla marxista que en el había, hizo fusilar a gran número de personas”. Otros han llegado incluso a manifestar que realizó este “trabajo” personalmente. Durante la Guerra Civil se publicó un boletín de información católica “De Rebus Hispaniae” que trataba asuntos de la Guerra Civil relacionados con el clero. El jesuita Constantino Bayle reproduce casi en su integridad el informe que realizó el Obispo de Badajoz, José María Alcalá y Alenda, sobre Galán Bermejo.

En su número 23 del 01 de Agosto de 1939 nos encontraremos con respuesta dada por el propio capellán Juan Bermejo a toda la sarta de mentiras que Bahamonde vertió en su libelo contra él. Dando debida replica a las injurias expuestas por el exdelgado, el Capellán Galán Bermejo escribe sobre la entrada en Zafra:

mi actuación fue dedicarme a visitar algunas iglesias, que me llevaron la mayor parte de la mañana, especialmente la de San Miguel, en la que acompañado por varios vecinos, estuve recogiendo los ornamentos y varias imágenes que los rojos mineros de Huelva dejaron tiradas por los suelos. A las once de la mañana (07/08/1936) celebré la Santa Misa en la iglesia Parroquial con asistencia de las fuerzas de liberación de la ciudad y a las que el señor Cura Párroco… les agradeció, en nombre de todos los que con él compartieron los días de prisión, el beneficio del rescate”.

Una vez acabada la ceremonia solicitó hablar con el Comandante Castejón para pedirle que le llevara con él en calidad de Capellán Castrense (Se incorporará a la Plana Mayor de la V Bandera, donde permanecerá hasta el 2 de marzo de 1937).

El periodista Fernando Sánchez Sanpedro escribió un reportaje que se publicó en la Revista Gráfica “Fotos” donde narraba las aventuras y desventuras de este capellán castrense. En la primera parte del reportaje escribe sobre cómo se incorporó al Tercio:

Don Juan Galán Bermejo había oído la invitación que el General Queipo de Llano había hecho por Radio Sevilla a los sacerdotes para que se incorporaran algunos como capellanes en las columnas de operaciones. Cuando Castejón llegó al pueblo, don Juan Galán se presentó al heroico Comandante para ofrecerse como capellán de la V Bandera de la Legión. Castejón se sorprendió un poco. No era el primer sacerdote a quien su buena voluntad lo llevaba al ofrecimiento ignorando la dureza de la vida legionaria. Expuso el comandante al “simpático curita” la difícil empresa a la que quería lanzarse y le recordó que en la Legión todos los hombres deben estar dispuesto a morir, hasta el capellán, que ha de correr el mismo peligro que los legionarios. La respuesta fue categórica: - Yo estoy dispuesto a morir, mi comandante. Ha de ser cuando Dios quiera y no me importa que esto sea antes de llegar a Badajoz. Son horas de sacrificio sin regateos y yo quiero prestar un servicio a mi Patria ayudando a bien morir a los bravos legionarios que da la vida por ella. Castejón acepto el ofrecimiento y nada valieron las suplicas del buen párroco…”.

Desde las doce del mediodía hasta el almuerzo lo dedica Galán Bermejo a consolar a los que sufrieron cautiverio, a preparar una pequeña talega con sus cosas y despedirse de sus familiares y amigos. Se incorpora a la Columna Castejón, literalmente, cuando esta ya había avanzado hacia Los Santos de Maimona.

Ésta fue su verdadera actuación en Zafra, él mismo certifica: “No habiendo tomado parte alguna, ni directa ni indirectamente en las sanciones (fusilamientos) impuestas en dicha ciudad".

Posteriormente compaginó su deberes sacerdotales con otros más castrenses. Así realizó funciones de enlace, llevando y trayendo órdenes y partes, cuando las circunstancias y falta de ayudantes lo requirieron. Vestía uniforme Legionario y siempre llevaba colgado del pecho un cordón negro del que pendía un crucifijo que era su distintivo. De su valor en el frente dan fe las tres heridas que recibió al prestar auxilios espirituales a los legionarios.

Prosiguiendo con su trayectoria. En Torremejías ayudó a buscar al párroco que andaba perdido en los campos cercanos. En Mérida entre el 11 y el 12 de Agosto visita al Párroco de Santa Eulalia, celebrando la Santa Misa. Allí recibirá su bautismo de fuego. En un contra-ataque de las milicias un legionario recibió un balazo. Pidió al Capellán la absolución y le rogó que contactara con su familia. El Legionario murió en sus brazos. No sería el último "novio de la muerte" que recibiera los Auxilios Espirituales de este PaterAl que todos quieren y respetan”.

El 13 de agosto en Talavera la Real solo llega a tiempo de administrar la extremaunción sub-conditione al Capellán de las MM. Carmelitas Don Rafael Fernández Díaz, vilmente martirizado, y rezar un responso ante la veintena de cadáveres que fueron asesinados antes de la entrada de las tropas por los milicianos.

Y llegamos a Badajoz, donde sus detractores encontraran el necesario caldo de cultivo para desvariar y atribuir a este sacerdote los hechos más innobles que un siervo del Señor pueda cometer en nombre de Dios. Peter Wyden se luce en su libro “La guerra apasionada" con la siguiente perla: ”Luciano Zainos, de once años, con sus padres y cinco hermanos, estaba entre el centenar de aterrorizados ciudadanos que buscaron refugio en el sótano de la catedral. Al asomarse para echar un vistazo, Luciano vio cómo los legionarios entraban al asalto pasando las gruesas puertas tachonadas de gruesos clavos, iban a la caza de presa oculta en la iglesia. Juan Galán Bermejo, que había sido el cura de Zafra (Badajoz) y ahora capellán de la 11ª bandera del 2º Regimiento, estaba entre los asaltantes. Descubrió a un miliciano escondido en un confesionario y lo mató con su pistola, no era ésta la primera de las ejecuciones privadas del padre Galán, que estaba orgulloso de todas. Pocos días más tarde, en el despacho del gobernador civil de Badajoz, Antonio Bahamonde, de la comandancia del general Queipo de Llano, le pidió al padre que le dejase ver la pistola que había usado en la catedral. Galán la mostró y dijo: "Aquí está. Esta pistola ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios". El cura de Zafra se encargó de marcar a quienes debían matar. A preguntas de Marcel Dany, de la Agencia Havas, el cura de Zafra respondía que “todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá”. El cura Juan Galán siempre portaba una pistola de dotación sobre la sotana, y fue el ejecutor directo de unos 750 asesinatos”. Alfredo Grimaldos pone de su cosecha el siguiente exabrupto histórico falto del mínimo rigor científico: “fue entonces uno de los encargados de señalar con el dedo a los republicanos detenidos por las columnas del teniente coronel Yagüe que debían ser toreados en la plaza de Badajoz antes de morir” y no contento con estas lindezas la propia iglesia aporta su granito de arena para engrandecer la leyenda; así el sacerdote Jaime Tovar Patrón escribe: “... ahora capellán de la V Bandera, presumía de haber sido quien abrió personalmente los cerrojos de la puerta de la Trinidad en Badajoz (sic)”.

Desde luego Galán Bermejo tendría algunas cualidades pero no la de la ubicuidad pues no podía estar al mismo tiempo abriendo la puerta de la Trinidad y descerrajando tiros dentro la Catedral de Badajoz. Pues bien ni una cosa ni la otra. Destinado como estaba en la Plana Mayor de Badajoz, no entró en la ciudad hasta que la plaza fue totalmente tomada. Es decir, cuando entra este sacerdote en Badajoz los milicianos abatidos durante la batalla dentro la Catedral, a los pies de coro y no en el confesionario, ya habían muerto a manos de los legionarios del capitán Tiede Zenden. A mayor abundamiento, tanto el periodista luso Mario Neves, entre otros corresponsales extranjeros, como el reverendo Enrique Delgado Gómez  expresan que los milicianos se encontraban a los pies de la Capilla Mayor, delante del púlpito. Nada dicen de confesionarios llenos de cadáveres que además se hallaron intactos.

Como vemos, se van acumulando las barbaridades sin aportar un solo dato contrastado, sino que está todo basado en las especulaciones más variopintas y peregrinas. Realmente, la actuación de este sacerdote en Badajoz fue muy distinta. Según el mismo expresa: “Tres días de estancia. Celebró una misa, actué en mi ministerio con heridos y muertos en campaña. Administré extremaunción y de mi actuación en la capital de mi Obispado ya tiene informe mi señor Obispo “.

Con respecto a la afirmación realizada por Bahamonde sobre los supuestos excesos que este sacerdote protagonizó en Granja de Torrehermosa en septiembre de 1936, el exdelegado mete la pata hasta el corvejón dejando volar su imaginación y afirmando de forma contundente que el “Cura de Zafra” le había dicho: “cuando conseguimos entrar, encontré metidos en una cueva a cuatro hombres y una mujer joven que estaba herida. Les quite dos pistolas que tenían, aunque sin municiones, hice cavar la fosa y les enterré vivos para escarmiento de esa ralea”.

Falso de toda falsedad, primero porque esta localidad pacense fue ocupada el 26 de Septiembre de 1936 por fuerzas Regulares al mando del Teniente Coronel Gómez Gobian, dentro de una operación más ambiciosa como, era hacerse con el sector de Peñarroya-Pueblo Nuevo, y por lo tanto en esta fecha tan temprana el “cura de Zafra” no estaba por estas lindes, pues las fuerzas de la Legión no tomaron parte en la toma del pueblo. Ese día el Pater estaba en Bargas (Toledo). Y, segundo, porque cuando realmente Juan Galán Bermejo estuvo en Granja de Torrehermosa, el 7 de octubre de 1937, es imposible que esa conversación se entablara, pues el supuesto encuentro con Galán Bermejo se produjo según el autor de Un Año con Queipo en Badajoz en ¡Agosto de 1937! TRES MESES ANTES de la fecha en que realmente estuvo el Capellán en Granja de Torrehermosa.

De hecho, lo que pasó realmente es que el Pater fue herido de gravedad en el frente de Granja de Torrehermosa, al explotar en el Cerro del Membrillero un obús que le produjo una conmoción visceral con hemorragia interna y abundante pérdida de sangre que casi le cuesta la vida, pese a ello rehusó ser evacuado hasta que decreció la intensidad del combate  Por esta acción recibiría el 22 de Agosto de 1938 la Medalla de Sufrimientos por la patria pensionada (BOE 53) con 2940 pesetas correspondientes a los 196 días de convalecencia y a una indemnización 1600 pesetas correspondientes al 40% del sueldo anual de Alférez, sujeta a una retención de 1.30% a favor del Estado.

De Granja de Torrehermosa, donde permaneció en el Hospital de campaña varias horas, fue trasladado a Azuaga, donde pernocta dos días, y de allí en el Tren Militar a Llerena, desde donde fue evacuado al hospital de la Cruz de Sevilla para terminar su convalecencia en el nº7 del Generalísimo de Cáceres, incorporándose a su unidad en Marzo de 1938.

El 14 de Agosto de 1937, con ocasión de la celebración de la toma de Badajoz, veremos a Juan Galán Bermejo en esta ciudad de frontera, donde pronuncio unas breves palabras ante la multitud que abarrotaba la plaza de San Juan. Por aquellos azares de la vida, ese día, se encontrará con Antonio Bahamonde. Este hecho dará lugar a que el exdelegado tiré nuevamente de imaginación para convertir un hola y un adiós en una conversación larga y tendida con el Capellán donde según Bahamonde llega a compartir hasta unas cervezas. Según palabras de Galán Bermejo: “No me lo ha presentado nunca el señor Gobernador de Badajoz, ni tengo la menor idea de haber hablado en ocasión alguna con dicho señor exdelegado, ni en esta ciudad (Badajoz) ni en otra parte”.

El 3 de Abril de 1937 fue agregado con el empleo de Alférez a la 11 Bandera del tercio. Terminada su convalecencia por las heridas sufridas en el sector de Granja de Torrehermosa es reclamado por el Coronel Jefe del 2º Tercio de la Legión, incorporándose a su unidad en marzo de 1938. En mayo de 1938 estaba dado de alta en el Regimiento de Caballería de Taxdir Nº7 a efectos del cobro de haberes. El 26 de Junio de 1938 es evacuado del frente de Peraleda del Zaucejo (Córdoba) al hospital de Pueblo Nuevo del Terrible (actual Peñarroya-Pueblo nuevo) por herida en maxilar superior. El 11 de Agosto de 1938 es destinado y pasaportado al tercer escuadrón del Regimiento Taxdir. A principios de septiembre de 1938 en el frente de Espiel caerá herido de nuevo, siendo pasaportado al hospital de Córdoba y Badajoz, donde permaneció casi cinco meses de baja. El 4 de Mayo de 1939 es dado de alta, siendo destinado como Capellán en la representación de la Legión de Talavera de la Reina. El 25 de octubre de 1939 pasa a prestar sus servicios “en comisión” en la Dirección General del Benemérito cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria, donde permaneció hasta finales de 1941.

Muchas son las anécdotas que podríamos anotar en su haber durante la contienda fratricida y que darían para un trabajo más extenso. Con el objeto de no cansar al lector anotaremos aquí solo un par de ellas.

En Talavera de Reina el periodista pro-nacional Manuel Sánchez del Arco da testimonio de la humanidad de Juan Galán Bermejo al anotar en su diario de campo como vio a este Capellán bautizar a un niño -llamado Genero Pedro- actuando de testigo el Teniente Luís Castaño. Igualmente el corresponsal Huber Renfro Knickerbocker de la INS, en el frente de Toledo nos expresa “Es un hombre popular entre la tropa y con los oficiales… todo el mundo lo ve de una manera afable…
En Casar de Escalona, cuando los milicianos aun no habían abandonado el pueblo, Juan Galán entró en su iglesia y de repente se vio rodeado por un grupo de escopeteros. Con solo dar el grito “A mi la legión” los milicianos pusieron pies en polvorosa.



Otra “batalla administrativa” dentro de la guerra civil


Aunque anecdótica no podemos dejar de mencionar un hecho que nos muestra el espíritu luchador e incansable de este Capellán Castrense que le llevo a iniciar una batalla administrativa en toda regla para que le reconocieran sus haberes como Alférez asimilado al extinto cuerpo Eclesiástico castrense. Todo ello pues como él mismo expresó: “….somos muchos hermanos, casi todos a mi cargo y a mi madre viuda pobre y que hasta la fecha solo ha vivido de lo que me hayan querido dar voluntariamente”.

El 8 de Agosto de 1937 elevó un escrito al Comandante Mayor de su Bandera (la 11º) con el objetivo de cobrar su primera paga desde mayo de 1937mas los atrasos que hubiera lugar. Se le reconoce inicialmente un sueldo de 200 Pesetas mensuales muy alejadas de las 608.14 pesetas que le hubiere correspondido de haber sido asimilado al capellán castrense procedente del extinto cuerpo Eclesiástico e incorporado al ejército rebelde.

No conforme con la paga asignada, comprobamos en su hoja de servicios innumerables escritos a las más altas instancias militares que son rechazados una y otra vez bajo el pretexto de que el clero secular incorporado voluntariamente al “alzamiento “ no pertenecía, stricto sensu, al clero castrense.
El 17 de Agosto de 1938 reclama gratificación de Oblatas desde Septiembre de 1936 a Septiembre de 1937 que le son reconocidas a tenor de 15 Pesetas mensuales.

Finalmente, en julio de 1940 ganó esta otra batalla y se le reconoció el sueldo de Alférez Provisional siéndole asignados unos atrasos de 7732 Pts., cifra nada desdeñable en aquella época y que vinieron a paliar la difícil situación por la atravesaba la economía familiar de su madre y hermanos. Como expreso A. Coll-Bizañes: “Teniendo en cuenta el interés de nuestro General Jefe (Millan Astray) por la cuestión, ya resuelta, del pago de los haberes atrasados que corresponden al Padre Capellán de esta Dirección General de Mutilados, BUEN LEGIONARIO, GLORIOSO CABALLERO MUTILADO DE GUERRA, Don Juan Galán Bermejo, se sirva indicarme si recibió un recibo por el importe de la liquidación de haberes a su favor. Este recibo lo envío el General (de Brigada) Ponte (Miguel Ponte y Manso de Zúñiga) a nuestro Coronel Fundador para su entrega al interesado, diciéndole que solo faltaba hacer este requisito para dejar solucionado este asunto y que tanta IMPORTANCIA PARA NUESTRO BUEN PATER, CUYA SITUACION ECONOMICA NO ES NADA DESAHOGADA, SINO AL CONTRARIO (Madrid 27/07/1940).

En diciembre de 1950 en el periódico Hoy, y con ocasión de una entrevista que le hizo el periodista local de Cáceres Narciso Puig Mejias, terminó la interviú con estas palabras, palabras que hago mías: ”QUE DIOS SEA ALABADO PUES POR EL SOMOS TODO Y A EL SE LO DEBEMOS TODO”. Esta es la verdadera semblanza del “Cura de Zafra”, ni más ni menos.

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Fuentes utilizadas

 

Hoja Parroquial de Santiago de Cáceres de 08/07/1921 nº 121.
MENDEZ VENEGAS, Eladio, Mártires y confesores de la persecución Religiosa en Badajoz ( 1931-1939) Badajoz 2004.
Revista Gráfica Fotos Nº 32, de 2 de Octubre de 1937
GRIMALDOS, Alfredo La Iglesia en España: 1975-2008, Barcelona 2008
Hispania Sacra - Volumen 42,Números 85-86 - Página 114
Instituto Enrique Flórez – 1990
Mundo Obrero 12/11/1938 página 1.
Boletín Oficial extraordinario con Motivo del Centenario del Nacimiento del Excmo. Rvdmo Sr.Obispo Dr. D. José Maria Alcaraz y Alenda, Obispado de Badajoz 1977
Archivo Eclesiástico del Ejercito de Tierra, Dirección Nacional de Asistencia al personal
De Rebus Hispaniae, 1 de Agosto de 1939.
Archivo Facultad de Comillas
BAHAMONDE Y SANCHEZ DE CASTRO, Antonio, Un Año con Queipo de Llano memorias de un nacionalista, Ediciones Españolas, 1938.
Diario HOY: 15/09/1934, 04/10/1935, 15/08/1937, 1/03/1944, 19/09/1944 ,22/11/1945, 21/12/1950 y 08/02/1973
WYDEN Peter, La Guerra Apasionada; Editorial: Martínez Roca
Revista Interviú, La Matanza Franquista en Badajoz por José Luis Morales y Rotha Mackey ,30/10/1980 página 47
KNICKERBOCKER Hubert Renfro, The siege of Alcazar, Rich & Cowan, ltd 1937 página 141.
SANCHEZ DEL ARCO, Manuel, Horas y Figuras de la Guerra Civil Ediciones Españolas, 1939, pagina 54.
TOVAR PATRON, Jaime Los Curas de la ultima Cruzada, Colección testimonio, 2001, pagina 604
B.O.E ,11/04/1937,04/08/1937 ,22/08/1938
A B C (Sevilla) 08/10/1937 y 09/10/1937
LA VANGUARDIA ESPAÑOLA28/07/1960
ARCHIVO GENERAL MILITAR DE AVILA
ARCHIVO DELA BRIGADA DELA LEGION“REY ALFONSO XIII” VIATOR (ALMERIA)
ARCHIVO INTERMEDIO MILITAR DE CEUTA.
CENTRO DOCUMENTAL DELA MEMORIA HISTORICA(SALAMANCA)
REGISTRO CIVIL DE MONTANCHEZ
REGISTRO CEMENTERIO DE BADAJOZ
REGISTRO CIVIL DE BADAJOZ
REGISTRO DEL CATASTRO DE BADAJOZ


Moisés Domínguez Núñez

martes, 12 de febrero de 2013

ÁNGEL DAVID MARTÍN RUBIO: ¿Quién fue Gregorio XII?

La decisión sin precedentes de Benedicto XVI ha puesto de actualidad a Gregorio XII, aunque solo sea porque hasta ahora había sido el último Papa en renunciar a su alta dignidad. Aunque muchos llegan a situarlo en los siglos XIV y XV, no todos saben que su autoridad fue discutida y que si bien es cierto que renunció al papado, lo hizo en medio de unas circunstancias que no guardan ninguna relación con las que estamos viviendo en estos albores del siglo XXI.

Recordemos, brevemente, el tiempo en que vivió Gregorio XII y las circunstancias que le hicieron dar paso a la sucesión en la persona de Martín V.


Gregorio XII

El Papado en Aviñón

A principios del siglo XIV la Iglesia había alcanzado éxito en tres procesos de importancia decisiva y que el historiador Luis Suárez sintetiza así:
  • El dogma estaba definido, ordenado y explicado, absorbiendo la herencia del pensamiento greco-latino y poniendo la filosofía al servicio de una teología que buscaba hacerse comprensible a la razón.
  • Se había extendido prácticamente a todas partes la liturgia romana, atrayendo al pueblo fiel hacia hábitos religiosos que componían una norma de vida.
  • El papado estaba alcanzando una formulación de tipo monárquico a la vez universal y espiritual.
La gran obra de los Papas establecidos en Aviñón será continuar trabajando en el mismo sentido. Pero esta gran unidad contempló en el siglo XIV numerosos signos de contradicción que desembocaron en una división profunda de posturas: el Cisma de Occidente. Al mismo tiempo, la Iglesia empezaba a despertar corrientes de oposición entre las monarquías, los filósofos del inmanentismo y la vía moderna del nominalismo, los exaltados espirituales y reformadores enemigos de la jerarquía, y ciertos sectores del humanismo naciente que aspiraban a un mayor secularismo.

El sucesor de Bonifacio VIII, Clemente V (1305-1314) nunca llegó a ir a Roma y en 1309 traslada la corte papal a Aviñón (Francia, Provenza) que era un señorío de la Casa de Anjou, vasalla de la Santa Sede por el reino de Nápoles. Es posible que su estancia allí fuese planeada en principio como un breve paréntesis, pero la rápida desintegración de los Estados Pontificios y la anarquía que se apoderó de Roma, retrasaron sine die el retorno.

Su sucesor, Juan XXII (1316-1334) había sido hasta entonces obispo de Aviñón y fijó su residencia en el propio palacio episcopal que fue ampliado para poder establecer en él los cada vez más complicados servicios de la Curia. Aquí vivieron también sus sucesores: Nicolás V (1328-1333), Benedicto XII (1334-1342), Clemente VI (1342-1352), Inocencio VI y Urbano V (1362-1370) quien, apoyado por el emperador Carlos IV hizo un viaje a Roma, pero, a instancias de los cardenales en su mayoría franceses, regresó a Aviñón. Por último, Gregorio XI (1370-1378) animado en su decisión por Santa Catalina de Siena, volvió a Roma donde falleció antes de poder adaptar el gobierno pontificio a la vida de la ciudad.

Vasari: alegoría del retorno a Roma de Gregorio IX

La doble elección y el Cisma de Occidente

El Cisma de Occidente no puede ser visto como una especie de accidente fortuito, provocado por el mal entendimiento entre un Papa y sus cardenales, sino como la condensación de males de fondo que agitaban a la Iglesia.

A tal situación se llegó a raíz de la elección, como sucesor de Gregorio XI, de Urbano VI (1378-1389), primer italiano tras siete papas franceses que no tardaría en chocar con la mayoría francesa del Sacro Colegio. Finalmente, parte de los cardenales abandonaron Roma y, amparándose en que aquella elección habría tenido lugar bajo presiones, llevaron a cabo una nueva elección en la persona de un francés que tomaría el nombre de Clemente VII (1378-1394) y estableció su sede en Aviñón.

Desde este momento, cada uno de ellos tenía sus puntos de vista justificativos, sus partidarios, sus razones y sus intereses y, durante décadas, la cristiandad occidental quedará dividida por el cisma en dos obediencias: Roma y Aviñón. Francia, España, Chipre, Escocia y Nápoles, se adhirieron a Clemente VII y el resto de los países a Urbano VI. Cada uno de los cuales tendría su respectiva sucesión. Entre los cardenales que prestaron obediencia al Papa de Aviñón se encontraba el aragonés Pedro Martínez de Luna (1328-1423), elegido, a su vez como Papa a la muerte de Clemente VII (1394) con el nombre de Benedicto XIII.

«Durante el tiempo que Pedro Martínez de Luna rigió (primero como legado en España y Francia, y después como Papa) la Iglesia, hizo una gran cantidad de cosas que han permanecido y que forman uno de los elementos esenciales de la modernidad», ha señalado Luis Suárez. En realidad más que de modernidad deberíamos decir que los papas de Aviñón permanecieron fieles a la Cristiandad medieval que ya empezaba a declinar. Los países que, tras la reforma protestante, van a permanecer católicos obedecieron a Clemente VII y después a Benedicto XIII (los Papas de Aviñón) mientras que los que están a favor de Urbano VI (el Papa romano) son Inglaterra y Alemania, que después serán protestantes. Benedicto XIII, doctrinalmente, defendió lo que hoy sigue siendo la doctrina de la Iglesia porque sostenía frente a los nominalistas y conciliaristas, que la Iglesia no puede estar sometida al arbitrio de los poderes políticos.

No faltaron sin duda influencias de signo terreno pero la realidad es que la Cristiandad se encontró frente al hecho de la simultánea existencia de dos papas, cada uno de los cuales pretendía ser el legítimo vicario de Cristo. Y no sólo los príncipes y las naciones se dividieron entre las varias obediencias por motivaciones de orden temporal y político sino que esta incertidumbre alcanzó también a muchos espíritus profundamente religiosos, que obraban con indudable rectitud  y movidos por un sincero afán de fidelidad a la Iglesia. El simple dato de que santos como Catalina de Siena y Vicente Ferrer militasen en contrapuestas obediencias es un indicio de hasta qué punto el Cisma había sembrado la confusión en las conciencias de los fieles. Para Eubel, autor de la famosísima Hierarchia catholica y uno de los mejores historiadores dela Iglesia, es un error considerar a Clemente VII y Benedicto XIII como antipapas; el Cisma creó tal género de división que ambas obediencias aparecieron equiparadas.

Por otra parte, Benedicto XIII murió convencido de la legitimidad de su causa. De ahí la expresión castellana: “mantenerse en sus trece”. Es cierto que no era esta la primera ocasión en que aparecía un antipapa pero otras veces la Iglesia universal no había tenido serias dudas acerca de quién fuera el Papa legitimo, aun cuando, por diversas razones, alguna facción eclesiástica o el emperador hubieran reconocido un seudopontífice. Ahora la situación era distinta pues la legitimidad de uno u otro Papa dependía de la validez o invalidez, tan difíciles de comprobar, de la discutida elección de Urbano VI.

El final del Cisma y la reunión de la Cristiandad bajo un solo pastor fue durante todo este tiempo una aspiración en la mente de muchos pero la división se prolongaba y las nuevas elecciones papales celebradas en Roma y Aviñón parecían augurar un mantenimiento indefinido de la escisión. No dieron fruto las incontables soluciones propuestas para poner término a la disputa, pues las dos partes se mostraban irreductibles y en la práctica rehusaban cualquier efectivo acercamiento que preparase de algún modo la solución. Poco a poco, a medida que pasaban los años, se abrió camino la idea de que solamente un Concilio sería capaz de terminar con el Cisma. Es lo que ocurriría, de una manera muy compleja, en Constanza.
Benedicto XIII: estatua en Peñíscola

 

La Vía Conciliar


En Roma, habían sucedido a Urbano VI, Bonifacio IX (1389-1404); Inocencio VII (1404-1406) y Gregorio XII (1406-1415) mientras que en Aviñón se prolongaba el pontificado de Benedicto XIII desde 1394.

Para dar una solución al cisma, un grupo de cardenales de las dos curias pontificias se reunieron en el concilio de Pisa que decidió deponer a Gregorio XII y Benedicto XIII y nombrar en su lugar a otro papa, Alejandro V (1409-1410). La negativa de los anteriores a abandonar su cargo complicó aún más la situación pues la cristiandad se vio repartida ahora en tres obediencias: Roma, Aviñón y Pisa. El sucesor de Alejandro, Juan XXIII (1410-1415) fue expulsado de Roma por Ladislao de Nápoles y buscó la protección del emperador germánico Segismundo (1410-1437), quien, a cambio, le forzó a preparar un nuevo Concilio. En diciembre-1413 se promulgaba la bula de convocación del Concilio Ecuménico de Constanza y  fue inaugurado oficialmente por el Papa de Pisa, Juan XXIII, que esperaba ver confirmada su legitimidad y que todos le reconocieran como único Pontífice (1-noviembre-1414).

Juan XXIII vio desvanecerse sus esperanzas de un rápido reconocimiento y huyó a los dominios de su partidario el duque Federico de Austria. Numerosos cardenales y prelados marcharon a reunirse con él y el concilio pareció entrar en una vía muerta que se resolvió por la actividad incansable del emperador Segismundo y por la postura de un grupo de cardenales y teólogos que dieron un paso trascendental al adoptar una doctrina eclesiológica fundada en los presupuestos de las teorías conciliaristas. Al declarar el Concilio su suprema autoridad sobre la Iglesia, incluso sobre el Papa, procedió a exigir la dimisión de los tres existentes.

Tras diversas vicisitudes, Juan XXIII fue depuesto y el anciano pontífice romano Gregorio XII llevó a cabo dos actos de gran trascendencia:
  • Promulgó la bula de convocación del Concilio de Constanza, con lo cual quedaba éste legítimamente constituido.
  • Abdicó por su espontánea voluntad (1415) y fue nombrado obispo de Ponto hasta su muerte en 1417.
Quedaba la resistencia del aragonés Benedicto XIII, persuadido de su legitimidad hasta el punto que, aislado y abandonado por todos, condenado y depuesto en 1417, se refugió en Peñíscola, donde moriría sin reconocer al papa que el cónclave había elegido en Constanza (1423). El nuevo Pontífice, un cardenal romano de la familia Colonna, gobernaría con el nombre de Martín V (1417-1431).

 

Bibliografía

 

  • Álvarez Palenzuela, Vicente Angel, El Cisma de Occidente, Rialp, Madrid, 1982.
  • García Villoslada, Ricardo - Llorca, Bernardino, Historia de la Iglesia Católica. III. Edad Nueva, BAC, Madrid, 1987, 14-267.
  • Suárez Fernández, Luis, Historia Universal. VI. De la crisis del siglo XIV a la Reforma, EUNSA, Pamplona, 1990, pp.61-102.

Ángel David Martín Rubio

martes, 5 de febrero de 2013

Cómo ocurrió el asesinato del coronel Mateo, 6º jefe de la Legión

Estamos ante uno de los asuntos que ocurrieron en el 1º bienio de la 2ª república, y sobre el que quedaron sin aclarar definitivamente algunos aspectos. He seguido, para ello, lo que cuenta el coronel Juan Ramón Mateo, hijo de D. Juan Mateo, en su libro autobiográfico “Recuerdos inoportunos”, los artículos que sobre el hecho publicó el diario ABC en la época, algunos apuntes en diferentes páginas “web” sobre la Legión, y en datos puntuales de muy diferentes y variopintos orígenes.
Empecemos por decir que Don Juan Mateo y Pérez de Alejo, coronel de Infantería, ejerció el mando de la Legión durante casi un año. Su nombramiento tiene fecha de 26-4-1931; su asesinato ocurrió el 7-3-1932.


 

Breve biografía del Coronel


Don Juan Mateo y Pérez de Alejo nació en Santi Espíritus (provincia de La Habana, Cuba) en 1.874, hijo de un militar gallego. A Cuba regresó como teniente tras sus estudios en la Academia General Militar y en la de Infantería, para combatir la insurgencia durante dos años en la entonces isla de soberanía española.

Tras la independencia cubana pasó por diversos destinos a lo largo de la geografía española y en el protectorado marroquí.

Además de sus méritos de guerra destacó en el ámbito académico y literario. En el primero, fue jefe de estudios de la Escuela Central de Tiro, participando en la confección de diversas publicaciones reglamentarias. Del segundo, de su afición a las letras, da muestra su libro "La legión que vive", obra que no llegó a ver publicada puesto que la muerte le llegó estando ya en proceso de impresión en los talleres de la imprenta África.

Entre sus principales condecoraciones destacan 8 cruces al Merito Militar con distintivo Rojo.
Casó con Dª Carmen López de Vicuña, Vizcondesa de Ambite, gallega de origen vasco, e hija de un catedrático.

El 14 de Abril de 1.931, el ya Coronel Mateo era el jefe del Regimiento de Infantería Saboya nº 6, de guarnición en Madrid, en el cuartel del Infante D. Juan (Pº de Moret, nº 3, frente al parque de Oeste).

El 11 de Mayo de 1.931, ya nombrado jefe de la Legión, pero aún al frente, en funciones, del Saboya, vio desde su vivienda (que ocupaba, junto al pabellón de Mando, la 2ª planta del ala derecha del edificio principal) las columnas de humo de las decenas de iglesias incendiadas en Madrid. Y al ver que se intentaba incendiar el cercano Colegio de los Sagrados Corazones, no dudó en enviar una compañía del Regimiento para evitar acción tan irracional e injustificada (aunque Azaña dijera, ese mismo día, que los incendios de todas las iglesias y conventos de Madrid no valían la vida de un solo republicano).

 

Antecedentes de su asesinato


Citamos, a continuación, dos hechos que precedieron a su asesinato: uno, relacionado con él claramente; el otro, con probable relación, aunque nunca se probó.

1.    El sueño premonitorio


En la primera quincena de Mayo, tomó posesión de su nuevo destino como jefe de la Legión. Ésta, cuyo nombre oficial en la época era el de Tercio de Extranjeros (el nombre de Legión es posterior), estaba formado por dos unidades tipo Regimiento a las que se denominaban Legiones entonces (y que luego pasaron a conocerse como Tercios). La primera de ellas (que luego pasó a ser el Tercio Gran Capitán) con sede en Ceuta, en el cuartel de Dar Riffien (literalmente, en árabe, la morada del rifeño), cuna de la Legión. La segunda (actualmente, Tercio Duque de Alba) estaba en Melilla. La Plana Mayor de la Legión estaba, asimismo, en Dar Riffien.

Es fácil suponer que el mando de este Cuerpo (fundado por el Teniente Coronel Millán-Astray, teniendo al Comandante Franco Bahamonde como 2º en el mando) tenía un gran prestigio, ganado en la guerra de Marruecos de 1921-27. El Coronel Mateo, que hacía el número 6 de los jefes que había tenido la Legión, demostraba al conseguir este destino, que era un militar de gran prestigio.
La familia se aposentó en Ceuta. Y pocos meses después de llegar, su esposa tuvo un sueño terrible: el Coronel, llevando puesto un abrigo y un sombrero perfectamente identificados de su vestuario, caía al suelo diciéndole:

-         “Carmucha, me han herido de gravedad”

Cuando se lo contó, el Coronel respondió, tratando de tranquilizarla:

-         “Eso nunca podría ocurrir, porque yo nunca te diría que me han herido de gravedad”.

Y sin embargo, aquél sueño fue premonitorio, como se verá más adelante.

2.    Los honores al General Millán Astray


Desde el día 9-12-1931, la 2ª República ya disponía de una nueva Constitución (su contenido y espíritu fue causa, junto a otras, de la división de la sociedad y el enfrentamiento posterior entre españoles). Para celebrarlo, el Gobierno, cuyo Presidente ya era D. Manuel Azaña, que había dejado poco antes el Ministerio de la Guerra), organizó en Madrid un desfile con unidades militares de todas las regiones. Este desfile se celebró, como era costumbre entonces, en la calle de Bailén (y no en el Paseo de la Castellana, en donde se celebran desde 1939).

En el desfile participaba una representación del Ejército de África, de guarnición en el Protectorado de Marruecos. Consistía ésta en una Agrupación formada por dos Banderas del Tercio y dos Tábores de Regulares, y a su mando, el Coronel Mateo.

El General Millán Astray, fundador del Tercio y Coronel honorario del mismo, caído en desgracia con el nuevo régimen, asistió al desfile entre el público, vestido de paisano, en una zona cercana a las tribunas principales, donde presenciaban el desfile el Presidente de la República, D. Niceto Alcalá Zamora, el Presidente del Gobierno, D. Manuel Azaña y varios ministros.

El Coronel Mateo, que montaba un caballo blanco, vio al General Millán Astray, al que saludó y ordenó a la Agrupación dar vista a la derecha, rindiéndole honores reglamentarios. Todo ello, a sabiendas de la situación actual del General, y conociendo los problemas que le podía acarrear esta acción. Era un hombre de honor y, como tal, ponía al honor por encima de sus posibles consecuencias.

Al terminar el desfile, Millán Astray, emocionado, dijo a sus acompañantes:

-         “Sólo Juanito Mateo es capaz de hacer lo que ha hecho. Pero puede que haya firmado su sentencia de muerte”.

Por su parte, el Coronel Mateo comentó:

-         “Por lo que he hecho, creo que hoy mismo me quitarán el mando del Tercio”.

De momento no ocurrió nada de eso. Pero los hechos por llegar nos dirán cuál de los dos comentarios era profético

El Gobierno no actuó ese día, quizás para evitar males mayores en Madrid.

Así pues, el Coronel regresó a Ceuta, sin haber recibido ningún comunicado oficial sobre el hecho que había protagonizado.

 

Cómo se produjo el asesinato


El 7 de Marzo de 1.932, llevando puesto aquél abrigo y aquél sombrero del sueño, fue asesinado por la espalda a la puerta de su casa cuando salía acompañado de su hijo mayor, entonces ya Teniente del Tercio (éste, vestido con su uniforme reglamentario).

Dª Carmen López salió inmediatamente al escuchar los disparos. Su marido, muy grave, la dijo:

-         Carmucha, me han herido de.... ¡Ay, el sueño, el sueño!...

Al darse cuenta, no llegó a terminar la frase, y no pronunció las palabras "de gravedad"

El hijo del Coronel, el Teniente Mateo, salió corriendo detrás del asesino. Al pasar por la puerta del cercano cuartel de Sanidad, ordenó al centinela de puertas que le dejara su fusil, y con él le persiguió, acorraló y, tras un intercambio de disparos, le dejó malherido.
Después, volvió junto a su padre para decirle que ya le había vengado. El Coronel, agonizando, le dijo:

-         Yo ya le había perdonado. Minutos después falleció.

Había muerto otro militar ejemplar

Quién era el asesino


El asesino resultó ser un resentido ex-sargento del Tercio, del que había sido expulsado, según consta en su expediente, por mal comportamiento y abuso de autoridad con sus subordinados. El autor de estas líneas no sabe si la venganza fue porque había sido el propio Coronel quien había firmado su expulsión, o porque veía en el jefe del Cuerpo al símbolo de esa Legión que le había expulsado.
Ignoro su nombre, aunque sí sabemos por la edición del ABC del día siguiente (8 de marzo) que su apellido era Sánchez.

Posteriormente, se extendieron por Ceuta múltiples rumores de todo tipo sobre el asesino:
  • Unos se centraban sobre su carácter excesivamente pendenciero, que parece demostrado.
  • Otros, sobre una hipotética homosexualidad, que habría sido la causa de su expulsión, al intentar abusar de un inferior. Pero el autor de estas líneas ha sabido que su expediente no recoge nada sobre dicha pretendida homosexualidad.
  • Otros, le relacionaban con la Casa del Pueblo del PSOE de la ciudad. Aunque los militares no podían afiliarse a partidos políticos, durante la 2ª República hubo muchos casos en que se contravino esta norma.
  • Y por último, otros le relacionaban con aquél hecho ocurrido en el desfile de la Constitución, que D. Manuel Azaña consideró desacato y ofensa.
Pero de los cuatro aspectos citados, excepto el que se refería al carácter pendenciero del asesino, ninguno de los otros se probó ni confirmó, quedando sólo en rumores, con o sin fundamento.

 

Cómo se hizo justicia


El asesino no llegó a ser juzgado y condenado por la Ley.

La noticia del asesinato corrió como la pólvora por toda la ciudad de Ceuta, y también de melilla. Y muy especialmente, entre los legionarios.

A última hora de la tarde, se presentó en el hospital una persona no identificada, interesándose por su estado de salud. El médico le tranquilizó diciéndole que, aunque estaba muy grave, su vida no corría peligro. Insistió en verle; el médico accedió. Al entrar en la habitación, vació su pistola en el asesino, acabando con su vida.

Y volvemos con los rumores. Se dijo en Ceuta que era un sargento legionario, con su misma antigüedad, y posiblemente, de origen ruso. Pero de nuevo nos encontramos con un misterio absoluto.

No se ha podido averiguar su identidad ni motivos.

La versión que recoge el ABC el 8-3-1932 es que el asesino del Coronel “se había suicidado” (versión consultable en la hemeroteca por Internet). Ignoro si esta versión fue la oficial, o simplemente la que recogió dicho diario.

 

El entierro del Coronel


El entierro, celebrado al día siguiente, 8 de Marzo de 1.932, supuso todo un trauma para Ceuta. Cerró todo el comercio, y una gran multitud acompañó a los restos del Coronel y a su familia.

Los legionarios tiñeron de negro sus trinchas, que tradicionalmente, y hasta entonces, habían sido de color avellana. Desde ese día, las trinchas legionarias son de color negro (posteriormente, el color negro, nada tradicional en las trinchas de cuero, se extendió a otras unidades del Ejército).

 

La orden de la Legión del día 9 de marzo


Al día siguiente, el Tercio publicó su Orden del Día, que copio textualmente:

ORDEN DE LA LEGIÓN DEL DÍA 9 DE MARZO DE 1.932
Artículo 1º- Habiendo fallecido, víctima de vil asesinato, el Sr. Coronel Primer Jefe de la Legión D. JUAN MATEO Y PÉREZ DE ALEJO, con esta fecha, me hago cargo del mando del Cuerpo.
Artículo 2º- Al hacerme cargo del mando de este Cuerpo por la muerte de nuestro Coronel Mateo que ha sido víctima de una venganza criminal, quiero dedicar mi primera orden al recuerdo del inolvidable Jefe, cuyo nombre tengo la seguridad que perdurará entre nosotros con el cariño que siempre fue característico de todo legionario a su Coronel, y especialmente a éste, que supo conquistarse este afecto por sus condiciones de caballerosidad, rectitud, bondad y cariño a la Legión.
Su sacrificio ha sido ejemplar y nos marca a todos el camino que, sin desmayo ni duda, debemos seguir con entereza.
Las circunstancias de su muerte son tales que, por entrar tan de lleno en el cumplimiento del deber, escriben una página más en el Libro de Oro de la Legión obligándonos a que, en estos momentos, extrememos el cumplimiento de los nuestros. Por la anterior personalidad del agresor, así como por la forma cobarde y traicionera en que fue cometido, el atentado ha de ser tan odioso para todo buen legionario y puede perjudicar de tal forma el buen nombre de la Legión que hoy, más que nunca, estamos obligados los que vestimos este honroso uniforme a demostrar con nuestra disciplina y lealtad al mando que, todos a una, condenamos la venganza criminal que no existe ni ha existido jamás en la Legión, porque los instintos bajos e innobles son incompatibles con la caballerosidad y alteza de miras que deben distinguir a un legionario.
Yo encarezco, exijo a los Jefes, Oficiales y Tropa que, estrechando los lazos de unión y compañerismo que constituyen la base de nuestra vida, pongamos nuestro máximo esfuerzo en el cumplimiento del deber y trabajemos por el mayor engrandecimiento de nuestra Legión Heroica que debe ser, como siempre ha sido, el arca conservadora de las más altas virtudes militares.
El ejemplo de la estoica muerte de nuestro querido Coronel Mateo ha de servir, servirá, como un acicate, como una llamada más a nuestro espíritu de sacrificio, al cual se deben las más puras glorias de la Legión.
Y en estos momentos de amargura, como en los de alegría y en los de combate, gritad conmigo, con el gorro en alto y el pensamiento puesto en la figura noble y caballerosa que una mano aleve nos ha arrebatado,
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA LA REPÚBLICA! ¡VIVA LA LEGIÓN!
Tcol. Jefe Accidental: García Escamez
Comunicada: Cap. Ayudante Fernando Lizcano de la Rosa

Coincidencias en las vidas de los dos firmantes de la Orden anterior


Ambos fueron Caballeros Laureados de S. Fernando:

Teniente Coronel García Escámez

Se le concedió la Laureada por O.C. de 21 de marzo de 1930 (D.O. nº 66)

La ganó, según consta en el expediente de concesión, por acción de guerra en la liberación de la posición de Kudia Tahar (Marruecos) el 12 de Septiembre de 1.925:

El Comandante D. Francisco García Escámez, al frente de una Bandera del Tercio y otras fuerzas, al tratar de batir el numeroso enemigo que fuertemente atrincherado ocupaba el barranco de Skim, impidiendo el acceso a Kudia Tahar, se entabló duro combate, principalmente en el sector del centro, frente al poblado de Dar Gassi y posiciones próximas, desde las que, con intenso y eficaz fuego, el enemigo detenía el avance de la columna e impedía la retirada de bajas.

El Comandante García Escámez, que mandaba este sector, dándose cuenta de la gravedad de la situación, pidió voluntarios para ocupar el citado grupo de casas y reuniendo unos veinticinco hombres se lanzó al frente de ellos al asalto, llegando al combate cuerpo a cuerpo en el que le hicieron 12 bajas, consiguiendo por su rápida y briosa intervención que su ejemplo arrastrara a la lucha al resto de las fuerzas y se venciera la tenaz resistencia del enemigo, que tuvo que abandonar sus posiciones en precipitada huida, dejando en el campo más de cien cadáveres con armamento, hechos que determinaron la victoria alcanzada.

Capitán Fernando Lizcano de la Rosa

Se le concedió la Laureada por R.O. de 27 de mayo de 1926 (D.O. nº 118, de 29 de mayo de 1926):

Ganó la Laureada, según consta en el expediente de concesión, por acción heroica el día 10 de mayo de 1924 cuando, como Teniente, se encontraba en las inmediaciones de Sidi-Mesaud (Melilla), mandando accidentalmente la decimocuarta compañía del Tercio, con la que llevó a cabo hechos de indiscutible valor que pueden calificarse de heroicos, demostrando en las dos fases del combate librado dicho día un desprecio completo de la vida; afrontó y se sobrepuso al riesgo sin preocuparse de sí. Su ejemplo había de hacer que fuese seguido de sus subordinados, determinando su actuación que se tomasen las trincheras y variase la faz del combate. Dicho Oficial se sostuvo hasta la llegada de otras fuerzas que consolidaron aquella posición, la cual fue liberada.

 

Diferencias en las vidas y muerte de ambos firmantes de la Orden


El Teniente Coronel García Escamez

Se cubrió de gloria durante la Guerra Civil (que, debido a la Memoria Histórica, y a su intento de resucitar las dos Españas, deberemos volver a llamar Cruzada de Liberación), mandando una de las cuatro columnas del Ejército Nacional que llegaron a Madrid en Noviembre de 1.936.

Después de la guerra alcanzó el grado de Teniente General, y murió como Capitán General de Canarias, región en la que realizó una gran labor a favor de su desarrollo económico y social, especialmente en la construcción de viviendas mediante la institución “Mando Económico”. En las Canarias estableció su residencia, y allí falleció en 1951.

Capitán Fernando Lizcano de la Rosa

Quedó muy afectado por la forma en que murió el Coronel Mateo. Tanto, que no quiso continuar en la Legión, pidiendo otros destinos.

En 1934, y tras el fallido golpe de Estado de Octubre de 1934 en Asturias y Cataluña, y al haber tomado el Gobierno en control de la Generalidad catalana, fue nombrado comandante en jefe de los Mozos de Escuadra en Cataluña, tras la detención y destitución, por alta traición, de su anterior jefe, Comandante de Artillería Enrique Pérez Farrás.

El 19 de Julio de 1936, el Capitán Lizcano seguía en el mismo destino. Fue uno de los sublevados contra el gobierno del Frente Popular, y encargado de transmitir al General Llanos de la Encomienda un mensaje, de parte del General Fernández Burriel (segundo del General Goded entre los sublevados de Barcelona), conminándole a rendirse. El capitán se presentó al general Llanos cuadrándose y con cortesía. La reacción del general fue recriminarle por sublevarse siendo caballero laureada. Y, mientras con la mano derecha le arrancaba del pecho las insignias de la Cruz Laureada, con la mano izquierda le daba dos bofetadas, a las que el Capitán reaccionó debidamente.

Fracasado el Alzamiento en Barcelona, fue detenido El 23 de Agosto del mismo año, en Consejo de Guerra sumarísimo celebrado en el buque-prisión “Uruguay”, fue condenado a la pena capital por rebelión, fusilado en Montjuich 3 días después. El Capitán Lizcano lució, durante el juicio, su Laureada en su uniforme.

Este Consejo de Guerra estuvo presidido por el General de brigada de Artillería don Manuel Cardenal Dominicas, actuando como defensores el Comandante de Artillería don Fernando de la Torre y el
Comandante de Infantería don Anastasio Santiago Rojo.

Junto al capitán Lizcano, y por el mismo motivo de rebelión, fueron condenados a la pena capital, el Comandante José López Amor Jiménez, y los capitanes Enrique López Belda y Luis López Varela.

 

Bibliografía

  • Página web oficial de la Legión
  • Otras páginas web, no oficiales, de la Legión
  • “Recuerdos inoportunos – Memorias de un viejo coronel”, por D. Juan Ramón Mateo López de Vicuña –Edición sin ISBN, de D. Mateo Castañeyra
  • Testimonios verbales de descendientes de quienes vivieron aquellos hechos
Un artículo del mismo autor sobre el tema, al que se han añadido nuevos datos conocidos con posterioridad, fue publicado en la revista “La Legión”, 2º trimestre 2009 (ver http://www.portalcultura.mde.es/Galerias/revistas/ficheros/Legion_507.pdf )

sábado, 2 de febrero de 2013

JORGE GARRIDO SAN ROMÁN: El cine falangista de Nieves Conde



El caso de José Antonio Nieves Conde es sin duda especial. Este genial director falangista estuvo, según parece, en los sucesos de Salamanca que precedieron al Decreto de Unificación del lado del segundo Jefe Nacional de FE-JONS, Manuel Hedilla, lo que le distanció del régimen sin por ello renegar de unos ideales que reflejó en su cine siempre que le dejaron.

Muy conocido por haber dirigido Balarrasa en 1950, al año siguiente rodó una obra maestra del cine español –y sin duda alguna la mejor de las falangistas-, unánimemente reconocida como una de las diez mejores: Surcos.

Ya los censores criticaron unánimemente una película tan realista sobre la problemática social de la época, pero lo incomprensible fue la condena del censor eclesiástico: “gravemente inmoral y sin arreglo posible...” Cualquiera que haya visto la película puede creer que faltó a la verdad, ya que lo más “grave” que se ve es un castísimo beso en semipenumbra, pero es rigurosamente cierto. La intervención del entonces Director General de Cinematografía, José María García Escudero, la salvó de la hoguera, pero al precio de un absurdo corte para satisfacer a los censores. Para ello no dudó en declararla “de interés nacional” y favorecer su exhibición en el Festival de Cannes, donde tuvo una extraordinaria acogida, pese a que en España el Sindicato sólo le concedió el tercer premio. Eso sí, José María García Escudero pagó con la pérdida de su cargo la osadía, aunque nunca se arrepintió de haber pagado ese alto precio por salvar esta joya del cine.

Surcos contó con la colaboración de otros destacados falangistas de la época, como Eugenio Montes o Gonzalo Torrente Ballester, y trata sobre el traslado de una familia campesina a Madrid, donde sufren las consecuencias del sistema capitalista: pobreza, hacinamiento, desarraigo, hambre, paro, estraperlo, pérdida de la práctica religiosa, degradación moral... La estructura familiar comienza a resquebrajarse al tiempo que se empieza a cuestionar la autoridad paterna, y cuando ya todo parece perdido el padre se hace imponer y obliga a la familia que le queda –el hijo mayor muere en un oscuro asunto de estraperlo- a volver al campo y así salvar lo que aún sea posible.

Esta película marcó un antes y un después, pues introdujo novedades en los rodajes como la utilización de cámaras ocultas -¡hasta algunos policías son reales e ignoraban que estaban actuando en una película!- y micrófonos camuflados para captar el sonido ambiente en directo. En ella los diálogos son naturales y se utiliza un lenguaje normal, el que se hablaba entonces, no el literario que caracterizaba el cine anterior. Por cierto, resulta muy curioso ver a la Majurita Díaz de 1951 actuar en ella en un minúsculo pero lucido papel como cantante en el famoso festival de la época “Fiesta en el barrio”, que se celebraba en el Teatro La Latina.

La escena final era similar a la del comienzo de la película, sólo que la familia coge el tren en vez de bajarse. Al tiempo otra familia se apea con las mismas intenciones que ellos trajeron al principio y la hija pequeña decide no volverse al pueblo, huye del tren y a la pregunta de “¿de qué vas a vivir?”, responde con un “ya me buscaré la vida” que la censura no estaba dispuesta a tolerar de ninguna manera, por lo que el final tuvo que ser cambiado.



Otra obra maestra: El inquilino


Nieves Conde rodó otras películas muy interesantes, como la anticomunista La legión del silencio (1955) que codirigió con José María Forqué (padre de la actriz Verónica Forqué y que al año siguiente rodaría Embajadores en el infierno, donde narra las peripecias de los prisioneros españoles de la División Azul en los campos de concentración soviéticos).

Posteriormente dirigió otra gran película con un profundo mensaje social y humanista, Todos somos necesarios (1956) y la que acaso fue su mejor película: El inquilino (1957).

El inquilino es otra muestra del cine social falangista de este director, y muestra los problemas de una familia para encontrar una vivienda, ya que la suya la van a demoler. Según va pasando el tiempo sin encontrar un hogar digno la demolición se va produciendo, obligándoles a ir descendiendo de piso sucesivamente y terminando por encontrarse en la calle con todas sus pertenencias en lo que es una fantástica forma de plasmar, con ciertos toques de comedia, el progresivo deterioro de su situación.

En esta película Nieves Conde se lanzó, convencido de la calidad de su obra, incluso a poner su propio dinero para producirla, pero la reacción fulminante del Ministerio de la Vivienda logra que sea prohibida, obligando a un recorte salvaje y a rodar un final distinto, pese a lo cual el calvario continuó durante seis años más hasta que se permitió estrenar una versión muy alejada de la original y carente de la fuerza de aquélla.

Para Nieves Conde, que arriesgó su propio dinero, supuso un golpe tan duro –y no sólo en lo económico- que no volvió a rodar este tipo de cine, resignándose a hacer películas de encargo, la mayoría de ellas comedietas insustanciales a las que, sin embargo, siempre que le dejaban trataba de dar su personal toque falangista.

El inquilino se creyó perdida definitivamente en su versión original, pues fue destruida, pero hace poco apareció una copia de aquélla (de forma similar a lo ocurrido con Rojo y negro) que ha supuesto un auténtico regalo tanto para su director como para todos aquellos que amamos este cine. Ojalá pronto pueda ser proyectada al público.



Otras películas falangistas


Nieves Conde rodó casi al final de su carrera, en 1974, otra película sobre un falangista que vive en una casa familiar en la que sus antepasados siempre han acabado muriendo violentamente. El protagonista de Casa manchada termina muriendo después de ser secuestrado por los “maquis” en el intento de rescate que hace la Guardia Civil. En esta película –como en otras dos de la misma época- Nieves Conde dio el papel protagonista a Stephen Boyd, muy conocido por su interpretación en La caída del Imperio Romano.

Jorge Garrido San Román